Yamaha hizo lo propio con sus motores VVA, o de sincronización variable de válvulas, cuya popularidad ha ido en aumento, sin embargo, ahora es Suzuki quien ya está trabajando en un pequeño propulsor de dos cilindros, con sincronización variable de válvulas, que tiene como objetivo conseguir una mecánica más compacta y, además, con menos desgaste.
De acuerdo con una solicitud de patente registrada por parte de la firma japonesa, se muestra un sistema que se basa en la fuerza centrífuga para alterar la sincronización de las válvulas, a medida que aumentan las revoluciones del motor.
Recordemos que esta tecnología fue diseñada originalmente para cumplir con el reglamento de MotoGP, el cual prohíbe el uso de sincronización variable de válvulas electrónico e hidráulico. Por supuesto, este sistema ha demostrado su eficacia tanto en circuito como fuera de él.
Para Suzuki, esta tecnología no es ajena, pues el diseño más reciente de la GSX-R1000, presentado en 2017, utiliza un sistema de sincronización de válvulas completamente mecánico. La misma patente señala que Suzuki está explorando un sistema hidráulico de sincronización de válvulas más convencional para futuras versiones de la Hayabusa, una tecnología similar a la que ya han adoptado marcas como Ducati.
El propulsor de Suzuki tiene un árbol de levas único con tres émbolos para cada cilindro, uno de escape y dos de admisión diferentes. Los émbolos de admisión tienen perfiles de elevación y duración distintos.
El sistema de sincronización variable de válvulas se basa en un balancín de válvula de admisión integrado por dos partes, controlado por un pasador de metal que se activa mediante una la diferencia de presión de aceite, permitiendo de esta forma el cambio entre los émbolos de leva, según sea necesario. Si bien el diseño básico del motor se mantiene, la suma del sistema de válvulas variables representa una evolución significativa para la firma japonesa.