- Origen rebelde
- Apuesta "twin"
- Influencia británica
- Valoración y opinión
- Galería de fotos
- Ficha técnica e información
La imparable tendencia de la estética retro ha obligado a algunas marcas a movilizar a sus equipos de diseño a la hora de lanzar nuevos productos, una circunstancia que, en cambio, no supone un trastorno en Royal Enfield, pues para la marca india el clasicismo es su seña de identidad, está en el ADN de cada uno de sus modelos. Esto no quiere decir que en los cuarteles generales todo siga igual que en 1901, cuando nació su primera moto, todo lo contrario, y de hecho desde su moderno centro de investigación situado en Inglaterra ha nacido un nuevo motor y un nuevo chasis que estrenan dos modelos técnicamente similares pero de filosofía dispar: la Interceptor 650 y la Continental GT 650, que es a la que dedicamos esta prueba.
Origen rebelde
Parece increíble que dos monturas tan iguales en cuanto a componentes resulten tan diferentes a simple vista, todo un acierto por parte de Royal Enfield que así lo ha querido hacer. Por un lado, la Interceptor refleja los felices años 60 en Estados Unidos, cuando las playas californianas se poblaban de jóvenes con sus naked de corte roadster. Al otro lado del Atlántico, en concreto en Inglaterra, la crisis económica obligaba a los moteros británicos a realizar sus propias preparaciones naciendo entonces las café racers, un mundo que representa la Continental GT 650.
Esta Continental GT nos traslada a la época de las carreras callejeras con motos de estética minimalista, en donde toma protagonismo un depósito de gasolina de formas redondeadas y con una pintura de aparente buena calidad y con una buena elección en la combinación de colores en el caso de las bitono. A esto hay que sumar un asiento corrido que puede ser sustituido por el monoplaza que se aprecia en las fotos, los semimanillares, el guardabarros delantero recortado, la instrumentación analógica con doble reloj y el faro delantero redondo que prescinde de la más eficiente pero menos auténtica tecnología LED. En general, se aprecia una mayor calidad en los componentes que en otras Royal Enfield, y no sólo en el aspecto visual, también al tacto.
Este aire más deportivo se nota al subirse en ella, pues el montar semimanillares y el retrasar la posición de las estriberas obligan a llevar una posición algo forzada sobre todo para los pilotos de más talla. Los más bajitos, como yo con mi 1,65 m, no lo llevamos tan mal y encima con la ventaja de poder apoyar bien los pies en el suelo. El tacto de mandos y botoneras es bastante bueno, aunque he echado de menos la regulación de la distancia de las manetas y el botón de las cuatro luces intermitentes de emergencia.
Apuesta "twin"
Si el salto dado en cuestión de acabados es alto, no menos es el llevado a cabo en lo que se refiere a la mecánica, que es lo realmente novedoso en esta moto. No es que sea la primera vez que Royal Enfield fabrica un motor de dos cilindros paralelo, de hecho ya los fabricó en los años 50 y 60, pero sí que es el primero de la época moderna. Es un propulsor que, como indicaba al principio, ha sido diseñado en el Reino Unido y fabricado en India, el cual mantiene la sencillez mecánica que se espera de los productos de esta centenaria compañía. En concreto se trata de un bicilíndrico en paralelo, refrigerado por aire y aceite, con cuatro válvulas por cilindro que rinde una potencia de 47 CV, los justos para atacar al mercado del carnet A2. Una configuración clásica pero con el añadido de determinados elementos técnicos que marcarán el comportamiento de la Continental GT 650, como el cigüeñal forjado de una sola pieza y calado a 270º, la caja de cambios de seis velocidades, el eje de equilibrado y el embrague antirrebote.
Se trata de un motor visualmente muy llamativo, con sus aletas para ayudar a bajar la temperatura del mismo pues se prescinde de la refrigeración líquida, aunque sí que se ha montado un radiador aceite para enfriar culata, pistones y alternador. Con esto se consigue una mayor fiabilidad al no existir bombas de agua ni manguitos adicionales y, por otro lado, incrementar la imagen clásica que se pretende con todo el conjunto.
Pero no sólo es agradable a la vista, también lo es al oído. La Continental GT 650 emite un sonido bastante atractivo y para nada molesto incluso al subirlo de vueltas, con un tono bronco que sale por su doble escape de doble capa que minimiza la decoloración que se produce con el exceso de calor. El nuevo cambio de seis velocidades ofrece muy buen tacto y resulta bastante preciso, y se ayuda de un igualmente eficaz embrague, muy blando en su accionamiento pese a ser de cable. Desde el principio se aprecian sus virtudes, que son la suave entrega de la potencia y su facilidad para sacar partido a su potencia de 47 CV. El cambio, suave y preciso, está muy bien escalonado y resulta fácil encontrar la marcha idónea para la velocidad y el régimen de giro que se quiera imponer. Hay que añadir el buen funcionamiento del embrague antirrebote, pudiendo realizar unas reducciones sin contemplaciones y ningún miedo a reacciones extrañas.
Pero sin duda, el secreto de la Continental GT se encuentra en su entrega en medio y bajo régimen, de ahí que esos 47 CV no se queden escasos y que, incluso, permitan rodar a ritmo alegre en carreteras reviradas sin necesidad siquiera de ir jugando con el cambio. Parece un motor más potente de lo que realmente es y siempre con total ausencia de vibraciones. Los adelantamientos se realizan con seguridad y además, una vez en la autopista, la moto corre y permite rodar a 120 km/h con bastante desahogo. En carretera, circulando entre 70 km/h y 90 km/h, a veces no sabes ni en qué marcha se va porque tiene empuje en cualquiera de ellas, incluso en sexta.
Influecia británica
No sólo el motor es responsable de su eficacia en los tramos más revirados, su chasis, diseñado por Harris Performance en Inglaterra, resulta ágil y ofrece un buen nivel de rigidez. A él se suman unas suspensiones de configuración bastante conservadora, compuestas por una horquilla convencional, con barras de 41 mm, y un par de amortiguadores traseros regulables en precarga. El comportamiento de cada uno de estos elementos es dispar, pues mientras que la horquilla resulta algo blanda, la respuesta de los amortiguadores es más dura y hace que en la espalda se noten las irregularidades del asfalto. Ahora bien, incluso apurando las frenadas, el tren delantero se mantiene firme y mantiene la rueda estable en todo momento.
Ya que hablamos de frenos, indicar que la Continental GT 650 cuenta con material Bybre, la segunda marca de Brembo, y está dotada de un sistema de ABS de Bosch, cuyo comportamiento me pareció poco refinado en la rueda trasera. Delante, por el contrario, su comportamiento es bastante mejor y eso que sólo dispone de un disco de 320 mm de diámetro mordido con una pinza flotante de doble pistón.
Por último, destacar el montaje de unas ruedas de 18", una elección lógica si tenemos en cuenta la búsqueda de una mayor agilidad en curvas, y que van calzadas con unos neumáticos Pirelli Phantom diseñados específicamente para este modelo. El dibujo clásico de estas gomas es otro de los muchos detalles repartidos en esta montura tan peculiar y además ofrecen un buen agarre.
Valoración y opinión Royal Enfield Continental GT 650
Royal Enfield acierta a la primera con la creación de su primer motor "twin" de su época más reciente, un propulsor muy agradable y efectivo que es completamente válido tanto para los usuarios del carnet A2 como para aquellos más experimentados que buscan una moto atractiva, fácil de conducir y sencilla. Es una máquina que brilla por su contundencia a bajo y medio régimen y que prescinde de cualquier ayuda electrónica para poder mantener un precio ajustado y garantizar una buena fiabilidad mecánica.
Se trata de una moto para el día a día, con una estética muy conseguida con la que atraer las miradas ajenas, pero igualmente divertida al salir a la carretera, en donde una postura de conducción algo forzada supone el único contratiempo para poder realizar grandes jornadas sin parar, pero también le da el toque cafe racer que la define.
Existen en el mercado otras opciones similares en cuanto a concepto, como la Triumph Street Cup, pero son también más sofisticadas, equipadas y, lógicamente, de mayor precio. Va a ser interesante comprobar qué prefieren los usuarios, si mayor equipamiento por 10.000 euros o simpleza mecánica por 6.400 euros, que es lo que cuesta la Continental GT 650.
Galería de fotos