Una moto usada puede ser una oportunidad o en cambio puede convertirse en una pesadilla. Depende básicamente de haber tomado la decisión adecuada al adquirirla y muchas veces, incluso sabiendo de motos, lo hacemos dejándonos llevar por el corazón. No es fácil, pero antes de "enamorarse" hay que mantener la cabeza fría y conocer lo mejor posible qué nos vamos a llevar a casa a cambio de nuestro dinero.
Saber que moto quieres
Márcate un presupuesto y procura no pasarte de él. Ten en cuenta que a los gastos de comprar una moto debes añadir varios extra, cambio de propietario, seguro, etc. También debes calcular si el mantenimiento periódico estará a tu alcance y cuántos kilómetros piensas hacer: ruedas más o menos caras, cambios de cadena, entre otras cosas. Muchas veces podemos permitirnos pagar la moto que nos gusta, pero al cabo de unos meses puede que haya generado unos gastos por encima de nuestras posibilidades o, si buscamos una compra eminentemente práctica, nos dejemos llevar al final por una preciosidad que ni necesitamos ni nos da el servicio que quizá un modelo más sencillo y barato sí nos proporcionaría.
Motos anunciadas
Una vez que tengas claro qué tipo de moto quieres o “la moto”, si ya tienes claro hasta el modelo, lo siguiente es buscar unidades a la venta. Al rastrear los portales especializados lo más probable es que veas unas cuantas motos que te encajen, con diferentes precios, kilometrajes y aspecto general. Lo bueno de Internet es que puedes ahorrarte unos cuantos paseos en balde observando con atención todo lo que las fotos de la moto puedan decirte: estado general, si tiene alguna modificación o extras... eso sí, hasta que no la veas en vivo no podrás saber si la foto es actual o se la hicieron el día que la compran nueva. Si en la foto ves que la moto está recién lavada, las ruedas mojadas, gotas en la carrocería..., piensa que no verás los arañazos y además te parecerá que tiene un brillo espectacular sin que sea cierto. De la lista de motos que te gustan, has de mirar también los kilómetros. En principio hay que fiarse de lo que cuentan... y evidentemente a menos kilómetros mejor, si bien es más interesante el estado general de la moto y el interés con que haya sido que cuidada el kilometraje. Lo mismo en cuanto a los años. Una moto con más años puede ser más barata y si está bien cuidada no será peor que otra algo más reciente, por lo que esa puede ser la clave para hacer una compra inteligente.
Motos usadas de concesionario
Las tiendas y concesionarios de motos son la opción más aconsejable desde muchos puntos de vista. El primero, que tienes detrás el respaldo de un negocio profesional, que debe darte una garantía (aunque no siempre es así) y el segundo que te facilitará los trámites a la hora de la transferencia, el seguro o incluso un posible financiamiento. Aunque suelen ser más caras lógicamente que los vendedores particulares no siempre es así, y en caso de duda y a igualdad de estado de la moto, sin duda la mejor opción pasa por comprar en una tienda.
¿Cómo inspeccionar una moto?
Lo primero es empezar por la apariencia. Una moto descuidada dice poco del cariño que la tiene su dueño y te puedes hacer una idea de su nivel de mantenimiento. Busca posibles zonas grasientas que delatarían fugas de aceite: retén de la palanca de cambios, juntas de cabeza y cilindro, y por supuesto los retenes de la suspensión. Si el dueño ha sido cuidadoso y ha lavado la moto igual ha retirado las manchas sospechosas, así que pasa un pañuelo de papel por las zonas propensas a ver si se pega algo y agáchate para mirar si en la parte más baja del cárter hubiera alguna gota delatora.
Después debes fijarte en los detalles para hacerte una idea de la vida que ha tenido esa moto: ¿ha tenido caídas fuertes y no han sido del todo reparadas? Un escape rozado o repintado, una palanca o pedal doblado, las tapas del motor marcadas, carenado raspado o repintado... Y cosas más importantes: inspecciona el chasis en general por si vieras algo extraño en cualquier parte. De paso comprueba cómo está el radiador y que las celdas estén bien rectas, que no tiene golpes o signos aparentes de fugas. Hablando del radiador, otra cosa que es interesante verificar es si entra presión al sistema de refrigeración. Abre con cuidado el tapón del agua una vez que el motor esté parado y frío (por si acaso, protege la mano siempre con un trapo alrededor del tapón, para evitar el vapor hirviendo) y si al ir desenroscando notases que silba al soltar presión, querría decir que probablemente haya una junta de cabeza quemada o lo que es peor, una cabeza rota.
Así que ya sabes, sé amable con el vendedor, pídele una pequeña prueba dinámica de la moto y entiende que pueda ser desconfiado a dejártela si has llegado sólo y no dejas nada o nadie “en prenda”... no es el primero que ve cómo se llevan su moto para probarla y no vuelven.
Negociar el precio y revisar papeleo
Una vez vista la moto, inspeccionada, probada y decidido que te interesa, viene la hora de decir eso de “Bueno, ¿cuál es tu mejor precio?” Regatear el precio es una parte imprescindible de toda compra. Como comprador te quedas muy contento si bajas unos cuantos pesos el precio inicial, y como vendedor normalmente asumes que el precio al que anuncias tu moto es ligeramente negociable. Si la moto te gusta, ya sabes con antelación en qué precio se mueve en el mercado de segunda mano, así que sabrás si se puede negociar poco, mucho o nada. Si a las ruedas les queda poco uso, tienes un buen argumento para pedir una rebaja; si la moto tiene algún desperfecto, hay que hacer la revisión en breve o encuentras cualquier excusa, pues lo mismo.
En cualquier caso, si llegas a un acuerdo y por fin has encontrado tu nueva moto, revisa con lupa todos los papeles: que el número de chasis coincida con el que pone en la factura y, si eres precavido, no dejes de pasar multas o adeudos que tengas después que estar pagando tú, o quien sabe qué sorpresa podrías encontrarte (robo, embargo...).
Por último decide si mientras se realizan todos los trámites establecen alguna cantidad en concepto de reserva (esto depende de la confianza que ofrezca el vendedor), firmas dos copias de un contrato privado de compraventa, una para cada parte.
¡Y QUE DISFRUTES DE TU "NUEVA" MOTO POR MUCHO TIEMPO!