Cada una a su manera, son dos motos nacidas para hacerte disfrutar del sentido más lúdico del motociclismo. Nada de protección, pero mucha pasión. La más novedosa del dúo es la Panigale V2, una moto nueva por completa, que incluye el diseño y sus nuevos escapes elevados bajo el asiento y reposiciona su concepto, gracias a una drástica pérdida de potencia y peso, para hacerla más convencional, pero también más disfrutable, para una mayor cantidad de personas.
Hablando claro: 33 hp y 18 kilos menos. Para los que dan mucha importancia a la potencia, puede parecer una gran pérdida, pero debo reconocer que, cuando probé la anterior Streetfighter V2, con sus 153 hp y su concepto más extremo y radical, no me terminó de convencer, y he venido a su presentación, precisamente a probar el nuevo motor de 120 hp, sin distribución desmodrómica y con un sistema variable, junto a un nuevo chasis y conjunto, que al ser más ligero y menos potente, busca la ecuación de ser menos exigente y más divertida.
En cambio, la Streetfighter V4 S es una moto muy exigente, aunque menos de lo que te esperas y eso ya lo comprobé cuando me subí en la generación anterior, con sus 208 hp, que han dado paso a otros ocho más, para dejarla en 214 hp.
Hereda de la nueva Panigale, no sólo ese extra de potencia, sino el bastidor, el basculante de doble brazo, los frenos Brembo Hypure y todo el sistema electrónico de suspensión semiactivo Öhlins EC 3.0, que incluye un amortiguador de dirección. Nuevos alerones dobles, con más carga aerodinámica, para reforzar su estabilidad a alta velocidad y una pantalla TFT alargada de 6.9 pulgadas completan el menú de novedades, para que siga siendo la moto desnuda más brutal y sofisticada entre las de su especie.
Ducati nos planteó un trayecto corto, por carreteras bastante reviradas, pero en el que íbamos a poder paladear el potencial y el carácter de estos dos desnudos tan diferentes ya la vez tan iguales en su propósito final de divertirte, cada una a su manera.

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Prueba Ducati Streetfighter V4 S
Ya estamos sobre esta bestia alada en la que, si los 214 CV asombran e intimidan, como número en una moto nude, la cifra de par de 120 Nm, a poco más de las 11,000 vueltas, se puede gestionar mejor de lo que parece, siempre y cuando el motor no gira en la zona de altas vueltas.
Como en la versión anterior, se ha hecho una bestia con un punto civilizado, para poder disfrutarla de lo lindo en carretera. Hay que tener en cuenta que, el peso en orden de marcha, pero sin combustible, es de 189 kilos, por lo que la ligereza es máxima y la potencia descomunal, ya que la relación peso potencia supera el caballo por kilo.
La electrónica para gestionarla avanzada, es de última generación, diría yo. Toda se basa en un nuevo algoritmo denominado DVO, Ducati Vehicle Observer, que tiene un comportamiento que Ducati califica de predictivo, por lo que el control de tracción, el de caballito, el de tamaño de la rueda trasera o el de freno motor, tienen ahora un funcionamiento más preciso, por supuesto en inclinación y con 70 sensores monitoreando todo de forma instantánea y vaya que hace falta, con una moto tan visceral. También incluye una nueva palanca de cambios bidireccional.
Vamos a las sensaciones de conducción, que es lo que define la personalidad superlativa de este Streetfighter V4 S. Este tipo de carreteras son poco apropiadas para una moto así, ya que son estrechas en su gran mayoría, y el asfalto tampoco es impecable. De hecho, esto hace que el nuevo acelerador, procedente de la V4R, resulte demasiado preciso y la respuesta sea brusca al menor bache, que nos mueva la mano medio milímetro.
Pero en circunstancias normales y más en circuito, esto es una ayuda muy apreciable, porque permite dosificar el acelerador de forma milimétrica, algo muy necesario cuando, a cada movimiento del acelerador, desatas el séptimo de caballería y el de infantería a la vez. ¡Es una bomba! Y llama mucha la atención lo bien que se mueve en este terreno, que sin duda es desafiante para esta bestia, que parece literalmente enjaulada. Le falta terreno para demostrar una pequeña parte de lo que es capaz, porque la aceleración es tan contundente, que te hace ser muy precavido.
Por cierto, es una moto alta a la que me costó un poco subirme, con mi 1.66 metros de altura y los 845 mm a los que está situado el asiento del suelo. Pero una vez encima se percibe un universo en el que todo pasa muy deprisa y con una sensación de control que gusta mucho. La moto se mueve de forma súper precisa y sin imponernos grandes esfuerzos, gracias a su ergonomía y geometrías de dirección. Pero es innegable que resulta una moto física en cuanto tratas de exprimir algo más del mínimo de potencial que esconde ese motor V4, que suena a las mil maravillas, con el toque típico Desmo, ya que conserva este rasgo técnico tan distintivo para su sistema de distribución.

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En cuanto la moto gira algo un poco alta de vueltas los espejos comienzan a vibrar ya perder visibilidad, mientras comenzamos a galopar con un impetu tremendo, es toda una experiencia tratar de acelerar a fondo, porque de repente la carretera se acaba, pero ahí tenemos unos frenos impecables, qué potencia y qué exquisita dosificación. El nuevo cambio funciona bien, rápido y suave en la subida, algo menos brillante en las bajadas. No terminamos de encontrarnos un cambio de marchas redondo en cuando a precisión en ciertos momentos, pero es algo ya inherente a Ducati, da igual la moto.
Hablar de las suspensiones es hablar de unas sensaciones muy depuradas en todo momento, con una impresión de estabilidad rotunda y de una adaptabilidad a las condiciones de la carretera y de la conducción soberbia. Sí, son electrónicas, pero en conducción deportiva no extrañas el tacto de unas mecánicas gozando de una dureza justa en todo momento, para aprovechar al máximo la frenada y la capacidad de tracción. Es una moto con la que te quedan con ganas de más y sobre todo de entrar en un circuito, para ver aunque sea una mínima parte de su potencial, que parece inacabable. !Gloria bendita!
Prueba Ducati Streetfighter V2 S
Ha sido toda una revelación esta nueva Streetfighter V2 S, básicamente la Panigale V2 al desnudo. Se podría resumir en un paso atrás para dar dos adelante, y lo percibes si has probado la versión precedente que, por cierto, antes de comercializaba en una sola variante y ahora tenemos esta S, acompañada de otra más económica, con suspensiones menos sofisticadas y sacrificando algunos detalles de equipamiento.
Sí, es cierto que renunciar a 33 hp es duro, pero perder 18 kilos por el camino lo suaviza un poco y el resultado final para mi no es decepcionante y el por qué, te lo cuento a continuación. No me voy a enredar mucho con temas técnicos, pero hay tres factores importantes que comentar.
El nuevo basculante de doble brazo sigue el mismo patrón que la V4, pues está aligerado al máximo. El bastidor es un nuevo monocasco, cuya misión es contribuir a la ligereza, manejabilidad y estabilidad del conjunto. El tercero es el más importante, el nuevo motor en L de 890 cc. Este propulsor es el más ligero fabricado por ducati en esta configuración en toda su historia, prescindiendo de la distribución desmodrómica y recurriendo a un sistema variable, para mejorar su rendimiento general.
A los mandos es una moto que se siente fácil desde el primer momento. Por cierto, al subirme, noté que no es una moto baja, pero con mi 1,66 metros no tengo demasiados problemas para encaramarme a su asiento, que está a 835 mm del suelo. De todos los modos Ducati ofrece un asiento bajo, por si eres de menor estatura o no te sientes cómodo llegando de puntillas como yo.

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El motor se nota fino en su funcionamiento a bajas vueltas, algo que se agradece en conducción relajada, como podría ser la urbana, donde la moto se mueve con gran facilidad y además no transmite calor más de la cuenta, algo que es muy positivo y marca una clara diferencia con el modelo anterior. Se encuentran rápidos esos 93 Nm de torque, a unas 8,000 revoluciones, que resultan muy jugosos en un margen amplio de revoluciones. La postura es lógicamente deportiva, pero para nada resulta incómoda.
En tramos de curvas es donde se acentúa la sensación de docilidad de la moto, al resultar muy manejable y siempre recibiendo a los mandos una impresión de precisión y estabilidad notable. Se nota que llevamos un equipo de suspensiones Öhlins de muy buen nivel y eso se percibe con claridad cuando incrementamos el ritmo. La moto pide caña ya cambio te da adrenalina de la buena, porque no es nada estresante y sí muy juguetona, con gran precisión en los movimientos. No se le atraganta ninguna curva y se comporta bien en todas.
Por cierto, es una moto con una electrónica muy desarrollada a la que no se le puede pedir nada más y también monta un cambio rápido de última generación, un poco decepcionante, la verdad, por lo básico que resulta, aunque funciona bien y se bidireccional. No se puede cambiar sin acelerar, ni tampoco bajar marchas mientras aceleramos. Llega nuevo, pero algo desfasado, porque ya los hay en el mercado con estas funcionalidades en motos más económicas.
Impecable el funcionamiento de los frenos, con esas pinzas radiales M50 de Brembo. Dinámicamente es una moto que, a pesar de haberla conducido pocos kilómetros, transmite unos valores lúdicos tremendamente sólidos. Es un disfrute total para todos los públicos. ¿Se extrañan los 33 hp? Lógicamente sí, pero como digo, estamos ante una moto netamente más disfrutable en carretera que su prececesora y eso es una muy buena noticia.
Valoración
Como conclusión final podría decir que, tanto la Streetfighter V2 S como la V4 S se apoderan de ti, pero cada una a su manera. Desde luego, la Streetfighter V4 S es una moto con un punto irracional ya que, en carretera, no puedes extraer nada más que un porcentaje mínimo de lo que es capaz de ofrecer y, como decía, creo que en circuito sí podría evaluarse más a fondo.
Le falta espacio continuamente, parece un león enjaulado, pero lo sorprendente es que no resulta tan estresante de llevar como pudiera parecer, con las cifras en la mano. Sorprende su adaptabilidad y desde luego agrada, pero necesitas dos requisitos importantes: mucha experiencia en motos de altas capacidades deportivas y una buena nómina para pagarla.
La Streetfighter V2 S me enamoró y es un amor que no te hipoteca tanto, ya que su precio es más accesible. No es una moto económica, pero la calidad de los componentes es muy alta y la electrónica también se sitúa a un nivel superior. Pero lo que más me gustó es el rendimiento del motor, especialmente en el medio régimen y cómo se cohesiona con una moto dispuesta a obedecer al instante tus deseos. Qué fácil es y qué divertido resulta debido a todo esto. Me parece una moto mucho más lógica con esa potencia, pero el problema es que, en ese rango de 120 hp, hay muchas opciones de mucho nivel en todos los sentidos y más económicas. Pero no son una Ducati...