El segmento del A2 es bastante complejo. A él acuden usuarios que han dado el salto desde las pequeñas 125 y que comienzan a saborear lo que representan motos de mayor envergadura, otros que cuenta con más experiencia pero que no terminan de pasar al A al no necesitar de motos más potentes y, por último, los que pudiendo conducir motos de cualquier cilindrada y potencia se decantan por estas monturas sencillas de conducir, mas económicas y que igualmente ofrecen las prestaciones suficientes para disfrutar de las dos ruedas. Con un abanico tan amplio de posibles cientes no es de extrañar que las marcas continúen apostando por ellas, como es el caso de Yamaha, que ha introducido numerosas mejoras en su MT-03 y que hemos tenido ocasión de probar en la presentación internacional en Málaga.

Me está mirando

Si bien tanta variedad de usuarios es una oportunidad, también se convierte en un dilema a la hora de cómo enfocar el desarrollo -motorizaciones, componentes...- y el diseño, un aspecto en el que Yamaha lo ha tenido bastante claro, buscando a un público más bien joven. Es por ello que la renovación estética de su MT-03 sigue la línea agresiva e impactante de la familia MT, en donde el nuevo faro delantero marca la personalidad de todo el conjunto gracias a su doble óptica rasgadas y el foco principal en el medio. Se asemeja a la careta de un "Transformer" que te mira de manera desafiante pero sin llegar a resultar "macarrónico" ni mucho menos. Todo lo contrario, a mí, que que ya tengo una edad y cada vez valoro más las opciones más convencionales, me ha convencido totalmente.

El conjunto que forma el depósito de combustible -distinto diseño pero igual capacidad de 14 litros-, asiento, plásticos laterales y colín mantiene esa coherencia de moto deportiva y moderna que transmite sensación de moto grande. Cuando estás a su lado no parece una 300, puede pasar por una 500 o una 600 pero manteniendo una alta sensación de ligereza, lo que me parece meritorio al haber logrado combinar dos características a priori incompatibles.

Es una moto que invita a mirarla de cerca y de lejos, aunque en el plano corto es donde lógicamente más se aprecian los detalles. Yamaha ha trabajado por incrementar el equipamiento de su MT-03, de ahí esa nueva iluminación totalmente de LED que incluye faro trasero e intermitentes, o la nueva instrumentación con pantalla LCD con efecto negativo -dígitos en blanco sobre fondo negro-. Sólo me ha llamado la atención la ausencia de unas manetas regulables en una moto de corte deportivo. 

Nueva horquilla invertida

Otro apartado que no escapa de nuestra mirada es el de la horquilla, sin duda el principal cambio introducido en esta versión 2020. Es un elemento que aparte de su incidencia desde el punto de vista dinámico, como ya os podéis imaginar y del que hablaré luego, tiene su importancia para afianzar ese aspecto de moto de mayor envergadura del que ya he hecho mención. Se trata de un conjunto con barras de 37 mm -curiosamente la MT-125 monta barras de 41 mm- y que supone un salto cualitativo respecto al modelo anterior. 

El amortiguador trasero disfruta de nuevos ajustes en una montura que recibe igualmente un nuevo basculante y un chasis más ligero, que mantiene su estructura tubular de acero. Unas variaciones que no afectan a la altura del asiento, fijado en 780 mm, y que permite llegar bastante bien con los pies al suelo incluso con mi altura de 165 mm. Sí que es distinta la posición de conducción, algo que se nota cuando te subes en parado y que transmite una sensación menos natural. No es por el asiento, generoso en superficie pero algo parco en cuanto al mullido, es más bien por la colocación de las estriberas y del manillar que si bien no obliga a ir agachado como en una deportiva, tampoco implica la comodidad típica de una naked. Es una de esas motos que requiere de un rodaje para acostumbrarte a su posición.

Lo mejor, su motor

Y a eso hemos venido, a rodar, por lo que nos metemos en faena comenzando por un trayecto en ciudad en donde enseguida disfrutamos de las excelencias de su motor. Un elemento que no ha sufrido cambios en 2020 a expensas de los que reciba el año que viene cuando entre en vigor la Euro5. Esperemos que entonces no afecten a su comportamiento, muy lleno a bajo y medio régimen y explosivo en la zona alta. Esa generosidad a bajas revoluciones permiten una circulación en tráfico denso muy desahogada, brillando igualmente el suave accionamiento del cambio y del embrague. Las marchas entran con mucha facilidad sin requerir contundencia con el pie izquierdo y el punto muerto siempre acude puntual cuando se le busca al detenerse en los semáforos.

En este ambiente urbano la MT-03 se encuentra muy cómoda, aprovechando también su tamaño contenido y agilidad a la hora de zigzaguear entre los coches. No podía esperar menos de una moto enfocada a un usuario que hará de ella su medio de transporte para ir diariamente al trabajo.{articleadvertisement3} No es la opción más cómoda teniendo en cuenta los ajustes algo duros de sus suspensiones, la firmeza del asiento y la ergonomía más deportiva, pero es que para esos usuarios más aburguesados Yamaha ya les ofrece una amplia variedad de scooters. El cliente objetivo de esta naked es un motorista al 100%, que quiere divertirse en cada desplazamiento que realiza, en ciudad, en carretera o incluso en autopista, donde fácilmente podría superar los 170 km/h. 

La MT-03, en curvas

Y así lo comprobamos en cuanto dejamos atrás las calles de la ciudad andaluza y nos enfrentamos a trayectos más revirados. Nuevamente, el motor se convierte en el gran protagonista por su elasticidad y capacidad de transmitir un mar de sensaciones. ¿Te suena exagerado? Pues eso es que no has probado lo que una montura de 42 CV para 165 kg de peso es capaz de hacer. El empuje lineal desde lo más abajo de su régimen permite realizar una conducción tranquila sin necesidad de jugar en exceso con el cambio, en donde los errores, se salvan con un más que aplaudible golpe de par. Lo que pasa es que hay tanto arriba esperando que enseguida te ves explorando sus límites, y, claro, las curvas llegan y cada vez lo hacen más deprisa amontonándose el trabajo.

Su renovada parte ciclo se convierte en ese momento en tu mejor aliado, especialmente la horquilla, que muestra un gran aplomo en los apoyos al absorber con exquisitez las irregularidades del terreno, al igual que el amortiguador trasero, capaz de soportar un ritmo alto sin despeinarse. Por el contrario, la frenada sí que acusa más esa conducción más exigente, notando una cierta falta de mordiente en su tren delantero y de un tacto blando en el trasero. Además, el ABS de detrás salta enseguida y se echa de menos un embrague antirrebote que ayude en las apuradas de frenada más acusadas.

En cuanto a la posición de conducción que indicaba al inicio, decir que al principio me costó acostumbrarme un poco, ya que no encontraba "mi sitio" encima de la moto. No es en absoluto incómoda, de hecho tras rodar toda una mañana sobre ella sólo sentía algunas molestias en las muñecas, pero nada en la espalda ni en las rodillas. Pero sí que obliga a moverse encima de ella hasta que por fin hay un momento en el que de repente todo se alinea y puedes comenzar a conducir con total naturalidad. Momento entonces en el que comienzas a aprovechar también el buen agarre de sus neumáticos Dunlop Sportmax GPR-300.

Por desgracia, el día llega a su fin y es hora de dejar la moto y emprender el viaje de vuelta a casa. Deseando, eso sí, poder probar la moto más a fondo en cuanto sea posible, que esperamos sea pronto teniendo en cuenta que ya se encuentra disponible en los concesionarios 

Valoración y opinión

Con su MT-03 Yamaha ha ajustado el tiro hacia un tipo de usuario, el que está situado por encima de los 20 años y que se ha curtido sobre una 125, por lo que ya sabe de qué va la historia. Lo que le propone entonces la marca japonesa es una moto con una estética igual de juvenil que la de la 125 que abandona pero con unas prestaciones que puede poner en aprieto a monturas de mayor envergadura. Es una moto LÓGICA, y lo pongo en mayúsculas, porque además de esa diversión asegurada en carretera rinde al mismo nivel como montura para el día a día.

Su principal escollo, algo común en las motos específicas para el A2, se encuentra en la "cercanía" en precio respecto a las naked limitables para el A2. A la MT-03 y a la MT-07 les separa una diferencia de 1.300 € y claro, quien se ecuentre en el A2 de paso esperando dar el salto al carnet A puede que le compense la más grande. Entiendo el dilema que se le plantea a cada uno, pero creo que también se actúa mucho siguiendo la máxima de "burro grande ande o no ande" sin pensar en otros factores como la mayor facilidad de uso, algo más que básico para una moto que, no nos olvidemos, sirve de escuela. 

Está claro que esta discusión la han tenido en el seno de Yamaha, de ahí que la nueva MT-03, aún con todas las novedades que introduce, mantiene el precio de la versión 2019. El mercado dictaminará una vez más cuál es la estrategia más acertada desde el punto de vista comercial, pues tengo claro que desde mi lógica una montura específica tiene más razón de ser que una limitable para todo aquél que empieza en este mundillo.

Videoprueba