Los modelos naked de corte retro continúan llegando a buen ritmo y Triumph es un torrente que no cesa de producir algunos de los más puristas entre todo el aluvión de nuevas e interesantes interpretaciones. Este es el caso de la nueva Speed Twin, una moto sencillamente bonita y sencilla, que huye de estridencias a base de carácter de familia y de un motor delicioso y con fuerte personalidad.  

Además se orienta hacia un tipo de cliente muy diverso y eso debería jugar a su favor: a cualquiera que le guste montar en moto sin necesitar grandes prestaciones y tenga ya experiencia pero, sobre todo, tenga debilidad por las motos del depurado estilo retro tan en boga, le puede encajar un producto como la Speed Twin que acabamos de conocer de primera mano en su puesta de largo internacional celebrada en Mallorca.

Con raíces

Para buscar un nombre tan sugerente, Triumph no ha tenido más que buscar en su propia historia y rescatar aquel que dio nombre allá por 1938 a su primera moto con motor de dos cilindros paralelos. Y además este modelo es algo así como una Street Twin pero de altos vueltos, vitaminada y para un público más maduro, por lo que todo encaja a la perfección en la personalidad de la Speed Twin.

El resto lo tenía también en su propia gama, sobre todo en la familia Thruxton, y la ingente labor de trabajo que ha llevado tres años ha consistido en redefinir todo para crear un mundo propio, sobre todo en lo estético pero también en lo ergonómico y todo lo que afecta al dinamismo.

Triumph ha aprovechado el fabuloso motor Bonneville HP de 1200 cc y 97 CV para darle un corazón a la altura

Triumph ha aprovechado el fabuloso motor Bonneville HP de 1200 cc y 97 CV para darle un corazón a la altura. Pero su mejor cifra es esta: 112 Nm a 4.950 rpm. Teniendo en cuenta que la potencia máxima llega a menos de 7.000 vueltas, te puedes imaginar el carácter. Luego te lo cuento. Antes vamos a ver como se han logrado ahorrar unos cuantos kilos para bajar de los 200 (196 kg). Concretamente se han ganado 10 kg a la Thruxton 1200 estándar que se quedan en 7 kg en el caso de la cautivadora Thruxton R. Y si ambas son dos evocadoras motos al más puro estilo café racer, la Speed Twin ha heredado también parte de esa esencia deportiva.  

Las nuevas ruedas de fundición de aluminio, junto a una batería más ligera así como modificaciones en el motor que incluyen cambios en la caja de cambios, han posibilitado este destacable ahorro de peso. Porque Triumph ha apostado por una moto de gran cubicaje pero que ofrezca una buena manejabilidad en cualquier circunstancia y que también aporte comodidad, con una postura conservadora y a la vez preparada para sentir la conducción de una forma estimulante.

Perfectamente sencilla

Todo responde a una idea de sencillez que personalmente me gusta, siempre y cuando responda a una lógica y en este caso lo hace. La parte ciclo, la electrónica o los frenos son un ejemplo perfecto. Tanto la horquilla convencional (41 mm) no regulable como el doble amortiguador regulable en precarga podrían parecer poca cosa, pero, como veremos, todo se ha planteado con mucho sentido. Los frenos tampoco recurren a las tan vistas pinzas de anclaje radial aunque sí las firma Brembo, y la electrónica se reduce a tres modos de conducción (rain, road y sport), ABS y control de tracción desconectable.

Sin embargo, estéticamente la simplicidad es pretendida pues lo cierto es que tiene muchos detallitos que logran proyectar una imagen sofisticada y unas formas que le confieren esa presencia pura y con un punto de músculo gracias a sus volúmenes delanteros, con los espejos perfectamente integrados en la punta del manillar y una trasera minimalista y por ello agradable a la vista. Ambos escapes de acertado diseño realizado ex-profeso hacen que la simetría contribuya a la armonía general de líneas.  

El asiento corrido con tapizado acanalado, los guardabarros de aluminio pulido, el tapón de la gasolina tipo Monza, los fuelles de la horquilla, el faro circular delantero con luz de día, las pequeñas intermitencias LED o la instrumentación de doble esfera con dos pequeñas pantallas digitales son detalles que recrean esa forma tan particular que Triumph tiene de combinar lo clásico, sus raíces, con elementos actuales en un atmósfera que también apuesta por los buenos acabados y la calidad visual.

Vitamina "B " de Bonneville

Y durante su presentación en las carreteras de Mallorca teníamos muchas ganas de subirnos a una moto que en parado ya nos había causado muy buena impresión. Lo primero que hice fui acoplarme a los mandos y sentir que a pesar de mi 1,66  llegaba perfectamente al suelo; el asiento está situado a 807 mm. La posición de conducción, un poco más adelantada y baja que en la Thruxton, resulta bastante natural tanto en la ubicación de las piernas como en la de las manos, permitiendo cargar el peso delante con facilidad.

Así que fue arrancar, engranar la primera que entra con suavidad y comenzar a rodar con el modo rain de motor activado ya que a primera hora de la mañana el piso estaba bastante deslizante. Pero por si acaso contamos con control de tracción y eso siempre da tranquilidad.

Libera un estimulante sonido por sus escapes largos y elevados con un matiz bronco que anima a dar gas para sentir no solo la melodía, sino también el empuje que la acompaña

El motor libera un estimulante sonido por sus escapes largos y elevados con un matiz bronco que anima a dar gas para sentir no solo la melodía, sino también el empuje que la acompaña. Y ese impulso lo notamos de forma instantánea, con un par que aparece casi súbitamente, cuando la aguja apenas ha superado las 2.000 rpm. Y ahí ya tenemos buena parte del potencial de este musculoso motor de dos cilindros que a la vez no transmite apenas vibraciones y que brinda mucha precisión a cada golpe de gas y también linealidad cuando aceleramos a fondo, especialmente usando el modo rain.  

Así que transcurridos unos kilómetros decidimos usar el modo road, con una entrega más directa. Es un propulsor que también retiene para ayudarnos en las reducciones y que está siempre dispuesto a servirnos montañas de par de una forma civilizada pero rotunda. Y si quieres más, el modo sport tiene lo que buscas, con una respuesta aún más punzante, perfecta cuando queremos exprimir a tope todo lo que nos ofrece el chasis (derivado de la Thruxton R) y toda su parte ciclo.

Marcha retro

Y lo íbamos a descubrir pocos kilómetros después ya inmersos en la imponente Sierra de Tramontana, repleta de curvas de todo tipo. Su estampa sugiere una moto larga y eso parece hacerla baja y tranquila en cuanto a movimientos, pero lo cierto es que la facilidad para cambiar de dirección es una de sus señas de identidad dinámicas.

En cuanto vamos cogiendo ritmo, otra de ellas es la estabilidad y el aplomo, por lo que tenemos una ecuación muy acertada que propone diversión en curvas. Para ello contamos con una horquilla cuyo tarado permite a la moto hacer un buen filtrado de cualquier irregularidad mientras mantiene a la perfección la compostura en apoyos fuertes. Quizás la pareja de amortiguadores sí son un poco blandos de ajuste pero para una moto que no es una deportiva, el balance general de la suspensión es positivo.

Contamos con una horquilla cuyo tarado permite a la moto hacer un buen filtrado de cualquier irregularidad mientras mantiene a la perfección la compostura en apoyos fuertes

También cumplen los frenos a la perfección con unas pinzas Brembo convencionales de cuatro pistones que aportan la potencia deseada en todo momento. Y además la maneta ofrece regulación, igual que la de embrague, cuyo tacto es suave y se ve acompañada de un funcionamiento muy preciso de la caja de cambios; se nota el embrague asistido anti-rebote.

Gracias a las virtudes del propulsor y el escalonamiento de cambio, es una moto que en tramos de montaña nos permite engranar la tercera marcha y olvidarnos del cambio en el 80% de las curvas, ya que aprovechando su par y lo rápido que entra en acción podemos centrarnos en afrontar el giro colocando la moto con tranquilidad, llevándola con precisión y facilidad por donde queremos. Le gustan sobre todo las curvas de velocidad media y rápidas, ya que en los giros más cerrados sale a relucir un carácter subvirador y le cuesta un poco tirarse al interior; debemos acostumbrarnos a ello, trabajando más con los brazos para forzar un giro más fluido. Quizás el lanzamiento de la horquilla, con 22,8º es un tanto cerrado para una moto de estas características, con el manillar ancho y elevado.

Sin embargo, en tramos más rápidos se mostró muy bien dispuesta a ofrecer unas agradables sensaciones con matices deportivos, aprovechando entre curva y curva su vigoroso motor para avanzar con rapidez y decisión. De los neumáticos que equipa de serie – Pirelli Diablo Rosso III- solo se puede hablar bien porque apoyan a la perfección en los momentos de máxima inclinación, donde además no encontramos en ningún momento el límite del sonido de los avisadores de las estriberas. Pero no es una moto para ello aunque tiene más picante de lo que sugiere su tranquila y serena estampa.  

Conclusión y valoración

La nueva Speed Twin es una moto especial, con todo el aroma y el sabor de la casa y que si sitúa como la cúspide de la familia Bonneville, reteniendo su pureza y potenciando sus aptitudes dinámicas.

En este sentido es una moto muy capaz apoyada en un motor de prestaciones poderosas, sutil a la vez y que además anuncia un consumo de solo 4,8 l/100 km. Esto hace que su uso se amplíe de la ciudad a la carretera, pasando por la autovía sin que muestre ningún reparo a ofrecer su mejor cara en ningún momento. No es la urbana ideal, ya que el radio de giro no es muy amplio pero se defiende bien, igual que lo hace en carretera mientras no la empachemos de "horquillas". Y en autovía también aguanta el tipo a pesar de su concepto desnudo, aunque se echa en falta una sexta marcha algo más larga.

Una de sus virtudes es haberse decantado por la sencillez general en cuanto a componentes y electrónica, y de este modo Triumph ha podido plantear un precio más bien ajustado, teniendo en cuenta el resto de la gama. Cuesta 13.100 € en su decoración estándar y 300 € más en gris y rojo. Además cuenta con 4 años de garantía y mantenimiento con intervalos de 16.000 km.  

Y para rematar la sencilla pero atractiva propuesta de Triumph, también tiene a su disposición 80 accesorios originales para personalizar su depurada puesta en escena retro, algo que cada vez la marca inglesa hace con más tino, haciendo eterno el ADN Bonneville.

Galería