La Kawasaki Ninja H2 SX es una de las motos más especiales del mercado, por concepto y motorización. Y es que pocas veces una marca había planteado una moto de carretera con tanto potencial en todos los sentidos.

De este modo, Kawasaki tiene en su gama dos de las sport-turismo más impactantes del mercado, con la potencia cifrada exactamente en 200 CV, tanto para la Kawasaki ZZR 1400 como para nuestra protagonista. Por eso muchos se preguntarán si es necesario tener en gama estos dos aviones sin alas. Lo cierto es que solo coinciden en la potencia porque en todo lo demás difieren enormemente, comenzando por el concepto del propio motor, siguiendo por el diseño y también por la electrónica y la ergonomía. Porque la Ninja H2 SX es un punto y aparte en el segmento sport-turismo, situándose en el lado más escorado de la deportividad sin renunciar a una interesante faceta versátil, práctica y viajera. Siempre bajo sus especiales condiciones que hemos podido descubrir y disfrutar durante la intensa semana que vivimos con ella.  

Fiera domesticada

Cuando vas a recoger una moto como la Ninja H2 SX no puedes contener una cierta sensación de impaciencia y expectación, no solo porque no todos los días dispones de semejante potencial en el acelerador, algo que a día de hoy ha dejado de ser noticia porque ya son unas cuantas las motos que han roto la barrera de los 200 CV, sino también porque cuenta con una motorización única en el mercado gracias a estar sobrealimentada, algo que avisa con el emblema “supercharged”.

Nuestra unidad de pruebas era la versión SE, dotada de un escape Akrapovic como elemento más espectacular al que acompañan otros detalles estéticos como el protector del depósito, el adhesivo verde en el cerco de las llantas así como refuerzos laterales a la altura de la rodilla presentes en el depósito. También debería incluir en el kit una pantalla parabrisas ahumada de doble burbuja pero nuestra motor lucía la pantalla transparente original.

Un elemento determinante en su carácter son las maletas, perfectamente integradas en el diseño, responsables de ese buscado carácter turístico

Un elemento determinante en su carácter son las maletas, perfectamente integradas en el diseño, responsables de ese buscado carácter turístico ya que cuentan con una buena capacidad, no solo a la hora de viajar sino también para llevar nuestros enseres a diario; de hecho cabe un casco integral en cada una sin problemas.

Una moto así necesita una parte ciclo a la altura para poder exprimir el potencial de semejante mecánica. El chasis de estructura tubular es crucial pero no lo son menos las suspensiones multirregulables y los frenos, donde encontramos lo que precisa, ya que la calidad de todos componentes es indiscutible y a la altura del concepto, tal y como te contaré al analizar las sensaciones de conducción.  

La electrónica es otra de las facetas importantes y está muy desarrollada para poder matizar como se expresa este soberbio motor, por eso ofrece tres mapas diferentes que condicionan la entrega de potencia: Full, Middle y Low. También dispone de una IMU de Bosch encargada de gestionar los controles de tracción, anticaballito, hundimiento y frenada en curva, y el de freno motor. El control de velocidad de crucero de la Ninja H2 SX es otro ingrediente indispensable cuando hacemos largos desplazamientos.

Turismo sí, pero muy deportivo

Tras estudiar un poco todo este sabroso menú electrónico -concentrado en una compleja piña izquierda- llegó la hora de arrancar y comenzar a disfrutar de su salvaje esencia en este pretendido formato civilizado. El despertar del motor está condicionado por la presencia del escape “Akra” que le da ese matiz más ronco y profundo pero, aún así, a bajas vueltas en un motor más bien discreto para lo que te esperas. Al posicionarte, lo primero que llama la atención son los semimanillares que te ubican en un peculiar universo deportivo.

La postura carga las muñecas pero no es radical, al menos durante los primeros kilómetros, donde el confort es la nota general gracias a una ergonomía poco forzada con unas estriberas bastante centradas y una pantalla parabrisas de buen tamaño.

El asiento, un poco alto (835 mm), es duro pero no es un potro de tortura y para hacer todo más llevadero en los meses de más frío ofrece de serie puños calefactables, otro guiño al turismo que modela su compleja personalidad.

La pantalla está a una altura que desvía directamente el aire al casco (al menos con mi 1,66 m), algo que obliga a esconderse bajo su cúpula, mucho más acogedora de lo que parece. La protección de la pantalla y el carenado es tan efectiva que por momentos no somos conscientes de la alta velocidad a la que vamos: esto tiene dos lecturas porque por un lado refleja el buen trabajo hecho en su faceta turística pero a la vez reclama mucha atención para no mantener un ritmo demasiado elevado, con el evidente riesgo de sustos y multas.  

Volando raso

Se trata de un motor con muchas caras y todas buenas: consumo moderado, extrema suavidad y progresividad. Y por supuesto respuesta rotunda en altos regímenes, donde se esconde su carácter salvaje.

El sonido con el Akrapovic, como decía es discreto a bajas rpm's, pero se revela verdaderamente embriagador cuando el compresor volumétrico inyecta aire haciendo que el empuje se intensifique sin remedio. Solo las luces amarillas del corte de encendido avisan de que estamos entre el bien y el mal...

La estabilidad del mismísimo AVE se conjuga con una agilidad que no tiene algo que va sobre raíles, ese es su encanto. El peso se nota, son 254 kg pero se dejan manejar, reclamando algo de ti, de tus manos que deben tener pericia pero también de toda tu parte superior del cuerpo que es parte importante de toda la maquinaria a la hora de guiarla en tramos virados. Es larga entre ejes y eso no beneficia los movimientos en zonas de curvas cerradas que se le atragantan, aunque poco a poco permite ir enhebrando con más y más soltura según te vas habituando a sus geometrías de dirección.

La estabilidad del mismísimo AVE se conjuga con una agilidad que no tiene algo que va sobre raíles, ese es su encanto

De hecho en su completísima instrumentación que combina una pantalla TFT con un tacómetro analógico con el corte cercano a las 14.000 rpm, se puede seleccionar la visualización del ángulo de inclinación en tiempo real, el lean angle tan famoso que es casi imposible poder verlo en plena acción porque pierdes de vista la carretera. Pues bien, va registrando los datos máximos y cuando recogí la moto estaba en 38º hacia el lado izquierdo y 43º hacia el derecho: cuando la devolví la tras la prueba, el nuevo límite máximo estaba en 43º hacia la izquierda y 47º hacia la derecha. Eso quiere decir que a lo largo de la semana fui intimando más y más con ella hasta pasármelo realmente bien, incluso en tramos que al principio me costaba ir deprisa debido a las dimensiones y el peso. Pero al contar con unas geometrías deportivas y unos semimanillares, está perfectamente preparada para desenvolverse bien en curvas, con bastante margen para inclinar (nunca llegé a oír los avisadores) y con la seguridad que proporcionan los neumáticos Bridgestone Hypersport S21 en conducción deportiva.

El motor ayuda en todo momento con un músculo tremendo, con ganas de agradar y de dar guerra a cualquier velocidad sin importar la marcha engranada, ya que contamos con un par de 137 Nm, sírvete tu mismo... Esto hace que el cambio no sea una necesidad vital sino un elemento para sacar el mejor partido en todo momento. Esto nos hace tender a llevar marchas más largas porque de lo contrario estaríamos desatando continuamente los demonios de su motor sobrealimentado.

Apuntar que funciona muy bien el cambio rápido bidireccional y las operaciones del embrague son muy suaves, como también preciso es el accionamiento y acertado el escalonamiento entre las relaciones.

Con terreno despejado por delante (más te vale que no haya radares), llega el momento de acelerar a fondo con la mirada fija al frente, buscando el resguardo de una cúpula y ergonomía preparada con toda la intención para nuestras malas intenciones. La aguja ahora sí escala sin parar mientras el pie empalma marchas sin descanso, el escape aúlla y la Ninja H2 SX muestra su lado más salvaje que parece no tener fin; es su razón de ser, su verdadera esencia ninja en toda su plenitud. En la actualidad es una moto única en este escenario que te maravillará por sus altas prestaciones sin perder esa finura de una mecánica que enamora en cualquier circunstancia.

Los tres modos de motor tienen una marcada incidencia en su carácter, con un sorprendente modo L que es el más suave, y tiene una gran utilidad ya que la lluvia nos acompañó durante algunos días de la prueba y es capaz de dominar a la perfección los 200 CV disponibles. Los otros dos son los que usaremos con mayor frecuencia aunque la tendencia natural es circular siempre con todos los caballos y la respuesta más directa (F), ya que asún así la entrega es dulce y progresiva, sin intimidar al jinete salvo que la prudencia no sea una seña en su conducción. Porque con una moto así, la lucidez no debe verse superada por la pasión...

La aguja ahora sí escala sin parar mientras el pie empalma marchas sin descanso, el escape aúlla y la Ninja H2 SX muestra su lado más salvaje que parece no tener fin

Pero por si acaso, la frenada es excepcional; transmite una gran sensación de seguridad porque el conjunto delantero responde con una contundencia sin tacha, plena de tacto y potencia. De hecho, la fuerza de frenado es tal que debes agarrarte muy fuerte a los semimanillares.

Llama la atención la cifra de consumo que no es disparatada si nuestra conducción no lo es. El ciclo combinado es de unos 6l/100 km pero podemos rebajarla sin problema si decidimos retrasar nuestra visita a la gasolinera.  

Cuando paramos a descansar y tomar aire, las muñecas se notan cargadas, los semimanillares no perdonan si hacemos tiradas largas y el culo tampoco aplaude. Es el momento de observar cada detalle estético de la Ninja H2 SX que se muestra como un conjunto compacto, coherente. Te puede gustar más o menos pero es un diseño al servicio de un objetivo, el de ir muy rápido con la máxima comodidad, y en ese sentido es redondo. Destaca su precioso basculante monobrazo que deja a la vista la espectacular llanta en forma de estrella.

Opinión y valoración

La Kawasaki Ninja H2 SX es una moto diferente, única en su especie que se posiciona gracias a sus maletas como la sport-turismo más radical y exclusiva del momento. De hecho, ahí están como prueba los 23.000 € que cuesta, una cifra elevada y que justifica por muchos motivos.

Uno de ellos es su deliciosa y temperamental mecánica sobrealimentada que ha sido adaptada para ofrecer un rendimiento mucho más amable que en la versión normal, pero que retiene todo el poderío concentrado en sus 200 CV.

Otros son el el equipamiento y la electrónica de primerísimo nivel, no habiendo hoy nada o casi que puedas echar en falta en este sentido. Quizás una cúpula regulable de forma electrónica podría haber sido la guinda para una moto tan versátil. Mención especial merece la piña izquierda, repleta de funciones, tal vez demasiadas. Y la instrumentación tiene la capacidad de verse con fondo blanco o negro

La ergonomía está marcada por los semimanillares y por eso no resulta la moto perfecta para devorar kilómetros sin descanso; ella simplemente propone devorarlos más rápido para no causar fatiga y aprovechar mejor el tiempo libre.  

En definitiva, es una moto que impone al principio por sus hechuras y radical diseño marca de la casa, pero te va conquistando poco a poco gracias su facilidad para rodar a cualquier ritmo sin resultar demasiado exigente con el piloto, proporcionándole además unas sensaciones de conducción unicas.

Galería prueba Kawasaki Ninja H2 SX SE