Aunque han pasado algunos años desde su lanzamiento sin que haya recibido cambios, el C 650 GT se sigue manteniendo como una de las referencias dentro de los megascooter GT en lo que se refiere a equipamiento, confortabilidad y prestaciones. Parte del mercado se ha orientado más hacia los modelos algo más deportivos, en donde se encuentra su hermano C 650 Sport, pero sigue habiendo un importante pastel a repartir entre los que buscan un vehículo de grandes dimensiones que además de para el día a día también resulte igualmente útil para realizar rutas los fines de semana.

Herencia RT

Esa capacidad rutera ha sido buscada incluso con la estética, con un frontal de formas peculiares que me recuerda a la R 1250 RT con la presencia de la doble óptica, y con la parte trasera ensanchada para dar más capacidad al hueco bajo el asiento.

Esto no queda en la imagen, ese tamaño portentoso es real y se nota al maniobrar a baja velocidad y en parado. El C 650 GT es pesado y grande, aunque como ocurre con la RT, impone más de lo que luego en realidad es y sólo requiere un poco de práctica el hacerlo con soltura. El asiento, aunque algo elevado, cuenta con una parte delantera inclinada que permite apoyar bien el culo en él mientras se pisa con firmeza con las dos plantas. Esto otorga bastante seguridad en los semáforos o cuando sube o baja un pasajero.

Las maniobras cuestan un poco más cuando se quiere ir hacia atrás, así como en los giros cerrados a muy poca velocidad. Para esto contamos con un gran aliado, el fácil acceso a la pata de cabra, que además habilita de forma automática el freno de estacionamiento. El caballete, por contra, requiere de un mayor esfuerzo tanto para subir como para bajar, y necesita algo de maña para encontrar el punto idóneo desde el cual empujar para montarlo. 

Estos inconvenientes propios de motos de gran tamaño tienen, lógicamente, su vertiente positiva, que es la de contar con un asiento amplio y cómodo, tanto para el piloto como para el pasajero, y mucho espacio para los pies. Es como si viajaras en avión en “business class”. Qué cantidad de espacio, qué mullido tan confortable, qué cantidad de sitio para mover las piernas... Podrías pasarte toda la mañana de ruta y sólo necesitarías parar para echar gasolina.

Todo lujo de detalles

Todo está estudiado en este GT para ofrecer la mayor satisfacción a sus mandos. La posición de conducción es muy natural independientemente de la talla del conductor, pues el asiento es enorme. La instrumentación ofrece una visualización muy clara, aunque su diseño se ha quedado un tanto desfasado, sobre todo si tenemos en cuenta las más modernas con las que cuentan las BMW de última generación. La información incluye los datos más relevantes más otros no menos importantes, como la presión de los neumáticos, aunque he echado en falta la autonomía restante.

La visión a través de los espejos es bastante buena y con un sistema de regulación eficaz . Hay que destacar el empleo de un detector de ángulos muertos, un elementos que se incluye de serie y que nos avisa mediante un chivato luminoso situado en cada uno de los retrovisores de la proximidad de algún vehículo a nuestro lado gracias a unos sensores situados en la parte trasera. No es un sistema infalible, pues cuando se circula entre coches lógicamente no es tan solvente. En conducción “nomal” me ha parecido un recurso bastante recomendable, pero con matices, para empezar porque sólo se activa cuando se se circula entre 20 km/h y 80 km/h. Por otro lado, si la luz se enciende es que hay coche, pero si está apagada no hay que confiarse porque podría no haber detectado otro vehículo a nuestro lado. A la hora de realizar maniobras hay que mirar siempre. De todas formas, para aquellos que no quieran saber nada del asistente, BMW ofrece la posibilidad de desconectarlo -en los modelos 2019-.

El detector de angulo muerto no es el único buen detalle dentro de los acabados del C 650 GT. A esto habría que sumar la luz delantera de conducción diurna por LED, tecnología que también se emplea en las luces traseras y en los intermitentes, o la pantalla regulable electrónicamente. Esta luz diurna DRL es adaptativa, con lo que se ajusta de manera automática dependiendo de las necesidades, es decir, que si se entra en un túnel, por ejemplo, se conectan las de cruce.

No puedo cerrar este apartado sin hablar del inmenso maletero situado bajo el asiento, con capacidad para dos cascos integrales -60 litros-, dotado de una luz de cortesía y forrado de un material suave bastante agradable al tacto. Este espacio está siempre disponible, no como en el C 650 Sport que lo gana al aparcar la moto gracias al sistema Flex, en el GT el hueco es siempre el mismo. Para abrir el asiento basta con girar la llave de contacto hacia un lado, y cuesta un poco levantarlo con guantes puestos pues carece de tirador alguno. Una vez arriba, éste permanece abierto sin necesidad de amortiguador. Es recomendable, eso sí, cerrarlo despacio y asegurarse de que ha encajado bien el cierre. 

Los que requieran de más espacio para objetos personales, este scooter tiene dos guanteras situadas en el panel frontal, una de ellas con cerradura y que posee una toma de 12V para cargar dispositivos electrónicos.

Suavidad en marcha

Una vez ya hemos repartido nuestras pertenencias por cada uno de los huecos disponibles, ha llegado la hora de poner a prueba el C 650 GT. Lo primero que llama la atención es el sonido que emite su escape, más alto y ronco de lo que se espera de un scooter tan refinado en el apartado estético. Es una tonalidad más propia de uno deportivo, pero a mí personalmente me gusta.

La respuesta al abrir gas, en cambio, huye de cualquier respuesta agresiva. Y es que sus 60 CV son entregados de manera lineal, con mucha suavidad y con ausencia total de vibraciones. Es algo más perezoso que otros scooter de similar potencia, pero hay que tener en cuenta el peso de este GT. Pero no nos equivoquemos, este scooter corre mucho y si no es por el control de tracción, de funcionamiento impecable, te podrías dar algún susto a la hora de darle con ganas al acelerador.

Pero como digo, el público al que va dirigido este modelo va a apreciar más su medio régimen, en donde más lleno de par se encuentra. Ya sea en ciudad o en carretera, el C 650 GT se desenvuelve con soltura, sin vibraciones y con un consumo bastante contenido para su tamaño -unos 5 litros por cada 100 kilómetros- en los siete días que he tenido el scooter en mi poder. 

Gracias a sus buenas recuperaciones, permite realizar los adelantamientos con bastante seguridad y si se quiere se llega a su velocidad máxima con cierta facilidad -limitada a 180 km/h-, lo que da una idea de lo sencillo que resulta mantenerse dentro de la legalidad sin forzar la máquina.

Agilidad probada

Para poder mantener esas velocidades hace falta una buena parte ciclo, y el C 650 GT la tiene. Las suspensiones cuentan con un tarado confortable, sobre todo el amortiguador trasero, mientras que la respuesta de la horquilla invertida es algo más firme y facilita abusar de los frenos sin comprometer la estabilidad. Unos frenos, por cierto, que responden a muy buen nivel y con un ABS funcionando con total eficacia, como pude comprobar al rodar algunos días con lluvia.

Es un scooter que te invita a hacer curvas, ofreciendo un gran nivel de agarre y un aplomo propio de motos de corte más deportivo. Se mueve sin complejos lejos de la ciudad, y es entonces cuando entiendes por qué llevar avisadores de inclinación en el caballete.    

Va tan bien en carretera que esperaba que fuese algo más torpe en ciudad, pero nuevamente me vi sorprendido por la agilidad con la que se mueve entre los coches, teniendo como único inconveniente el que los espejos sobresalen bastante. En cambio, se ve beneficiado por su gran ángulo de giro y las suspensiones absorben bastante bien los baches.

Opinión y valoración

El BMW C 650 GT es una gran alternativa para los usuarios que quieren un sólo vehículo para moverse por la ciudad y para hacerse sus escapadas de fin de semana con total comodidad.

Cuenta con potencia suficiente para mantener buenos ritmos en carretera, y con muy buena protección aerodinámica tanto en las piernas como en la cabeza y pecho. En ciudad se comporta casi como un scooter de menor tamaño, pero con una capacidad de carga difícil de encontrar en otros modelos.

Como ocurre con todas las motos y scooter de BMW, las posibilidades de personalización son innumerables gracias a la gran cantidad de accesorios y equipamiento disponibles, entre los que se encuentra el kit de limitación para los usuarios del carnet A-2.

No es un vehículo barato, pero lo justifica plenamente a base de su indiscutible calidad y amplio equipamiento, además, la barrera del precio puede echarse abajo gracias a las facilidades en la financiación con el Plan Select, que en el momento de la prueba contaba con una promoción de 160 euros al mes sin entrada.

Galería de fotos