- Pequeña pero matona
- Las ayudas electrónicas
- Posición de ataque
- Opinión y valoración
- Galería de fotos
Suzuki también se ha apuntado a esta tendencia generalizada de aprovechar modelos en producción para transformarlos en otros con imagen retro. Una moda que en 2019 tendrá su máximo exponente en el caso de la marca de Hamamatsu con el retorno de la Suzuki Katana, una adaptación realizada sobre la GSX-S1000. Pero el de la SV650X es un caso distinto al de la mítica deportiva de los ochenta, es una montura que toma de referencia a una moto generalista, la SV650, una naked funcional, sencilla y económica.
Esa sencillez, sobre todo en lo estético, es lo que ha convencido a los reponsables de Suzuki para tomarla de base, pues con unos pequeños cambios ya tenían una moto totalmente distinta, con espíritu café racer y, lo más importante, sin necesidad de incrementar el precio de manera excesiva. Ni siquiera se ha tenido que cambiar el escape o el faro, han bastado una nueva cúpula redondeada tipo retro, unos semimanillares bajos, unas pequeñas tapas laterales que unen el depósito y la cúpula, un asiento con la misma forma que el de la versión estándar pero con mullido de estilo vintage y simulando ser monoplaza, un depósito de combustible de formas más redondeadas y una decoración especial para conseguir una moto totalmente distinta.
Pequeña pero matona
La SV650X es una naked de tamaño contenido, con un asiendo situado a 790 mm del suelo y permitiendo apoyar fácilmente los pies en el suelo. Las maniobras en parado son fáciles de llevar a cabo, aunque hay que vigilar las estriberas para no golpear las espinillas con ellas y tener en cuenta el escaso radio de giro, lo que obliga a pensar bien antes de realizar cambios de dirección en lugares estrechos. Me ha sorprendido el peso que fija la marca de manera oficial, 189 kg, pues no es una moto ligera y para nada se aprecia una vez subido en ella.
Los semimanillares exigen una posición más forzada del cuerpo, más echado hacia delante que en la SV650, más “al ataque”. El depósito, aunque más grande en la X, no molesta en absoluto y queda espacio suficiente para mover los brazos con total libertad.
Con la postura que demanda la SV650X se consigue una correcta lectura de su completa instrumentación. La pantalla digital con la tipografía en negro sobre fondo blanco informa con claridad en cualquier situación de luz, aunque la botonera para cambiar los parámetros requieren quitar la mano del manillar.
Las ayudas electrónicas
Tenía muchas ganas de enfrentarme a la ciudad para comprobar cómo se comporta la SV650X, cuyo motor ya conozco de sobra y que es el mismo que se utiliza en la V-Strom 650 (leer prueba). Es un propulsor que le sienta de miedo a la SV650X por su suavidad de respuesta y por contar con dos asistentes muy útiles en ambientes urbanos, como el Low RPM Assist y el Suzuki Easy Start. El primero de ellos mantiene un régimen más elevado al circular a baja velocidad para evitar el calado del motor, mientras que el segundo se encarga de ayudar en las arrancadas desde parado.
Este “Easy Start” obliga a ser cuidadoso la primera vez que se utiliza la moto, pues otorga una respuesta muy directa del embrague haciendo que la moto salga rápidamente con solo soltarlo ligeramente. Esa pequeña brusquedad inicial se torna en suavidad después, una vez que se coge carril.
Bastan dos semáforos para acostumbrarse al tacto del embrague y del motor en las salidas, y lo que parecía un aspecto incómodo enseguida se torna en algo positivo. Hay que poner mucho empeño en calar la moto, mientras que el Low RPM Assist garantiza la ausencia de vibraciones y tirones a baja velocidad. Ese dulce funcionamiento no solo se encuentra a ritmo tranquilo, se mantiene la suavidad incluso apurando las marchas.
Posición de ataque
Y es que con esta postura tan echada hacia delante, la SV650X te invita a dar un poco de caña, sobre todo en carretera abierta, en donde la rueda delantera lleva la batuta y es la encargada de transmitir toda la información al piloto.
La frenada sí que resiste los envites con total solvencia, en especial delante, en donde se ha montado un doble disco delantero mordido por una pinza Tokiko de doble pistón que sin ser brusco detiene la moto en un instante y con mucha seguridad gracias al ABS. Eso sí, éste resulta algo intrusivo cuando se emplea con firmeza el freno trasero, por lo que olvidaros de derrapar. En definitiva, la moto se maneja con facilidad y solo hay que estar pendiente en las reducciones bruscas pues no tiene embrague antirrebote. Los neumáticos Dunlop Roadsmart III que montan sus llantas de 17”, exclusivos para este modelo y distintos de los de la SV650, garantizan un buen agarre en cualquier circunstancia.
El motor, en esta faceta más deportiva, responde con la misma suavidad que circulando más despacio, sin rastro de vibraciones incluso en la zona alta del tacómetro. No dispone de modos de conducción ni de control de tracción, pero es tan lineal la entrega de potencia que difícilmente pondrá en aprietos incluso al más inexperto de los poseedores del carnet A2. A todo esto hay que añadir su bajo consumo, siendo de 4,1 litros a los 100 kilómetros durante todo el tiempo que tuve la moto en mi poder con un uso mixto.
Opinión y valoración Suzuki SV650X
La utilización de la SV650 como punto de partida para la versión X ha sido muy inteligente por parte de Suzuki, pues se trata de una gran moto, fácil de usar y económica, con lo que toda la atención se centra en los cambios estéticos necesarios para atraer a ese público que busca una montura distinta y llamativa, tipo café racer.
Sí que es cierto que el diseño pasa factura sobre la ergonomía, lo que implica una posición de conducción más incómoda, sin llegar a resultar radical, pero el cliente al que va dirigida ya es consciente de ello y está dispuesto a asumir ese rol más deportivo.
No todo es fachada en la naked de Suzuki, su motor y su parte ciclo responden de manera prodigiosa, especialmente el primero, que brilla por su suavidad, elasticidad y potencia en cualquier rango de vueltas.
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