Sumario
El espacio es un bien escaso en nuestras ciudades, tanto casi como el tiempo, y la movilidad debe tratar de hacernos preservar tanto lo uno como otro. El Kymco Filly 125 responde a estas dos necesidades gracias a un planteamiento que retoma la esencia del scooter, dotándole de una elegante carrocería.
De este modo, Kymco da otra vuelta de tuerca en su completa gama, introduciendo el Filly como propuesta más escorada hacia el público femenino a pesar de contar ya con el Miler 125 y el Like 125, que también son otras dos buenas opciones para ellas por su ligereza y peso. Y todos ellos por debajo de los 3.000 €, lo que pone de manifiesto que son productos de carácter más bien popular pero a los que, como a nuestro protagonista, no le faltan buenos detalles que evidencian una buena relación calidad-precio.
La esencia
Las pequeñas llantas marcan su escurridizo carácter dinámico que tiene el complemento en unas dimensiones muy comedidas, con un asiento a baja altura que lo accesible a usuarios de cualquier talla.
El sentido práctico es un aspecto indispensable para un vehículo 100% urbano que debe ofrecer un servicio lo más completo posible. Por eso Kymco le ha dotado de los elementos necesarios para desempeñar una útil labor diaria.
El hueco bajo el asiento es un factor determinante y se ha planteado con un diseño largo pero no muy profundo. Esto se traduce en un espacio para poder guardar un casco abierto pero no tiene la suficiente capacidad para uno integral. En cambio, la silueta más bien alargada sí permite llevar muchos objetos cotidianos de pequeño o mediano tamaño.
La plataforma plana y el gancho portabolsas son otros complementos de carácter práctico que sirven de apoyo a la hora de transportar bolsas o bultos que no caben bajo el asiento.
Energía urbana
El motor es el gran animador de un scooter que necesita unir la rapidez a sus ágiles movimientos en ciudad. Es una mecánica sencilla pero competente, refrigerada por aire y alimentada por un sistema de inyección electrónica suministrado por Synerject.
Su aceleración es instantánea, con un tacto del gas sedoso y progresivo. Sorprende su aceleración en los primeros metros, donde aventajamos a los turismos sin problemas. El empuje tiene continuidad gracias al vigor con los que sus 9,5 CV lo impulsan; los solo 115 kg de peso contribuyen a esta excelente movilidad en las distancias cortas.
En cambio, no encontramos un rendimiento mucho más allá de los 80 km/h ya que el motor llega a su máximo rendimiento y cesa el brío para ofrecer una velocidad punta que no llega a los 100 km/h. De hecho está en torno a 90 km/h, una cifra solvente en ciudad pero escasa en cuanto debemos afrontar algún trayecto periférico.
Tampoco es un vehículo que por planteamiento sea propicio para ello, pues no solo es pequeño sino que además brinda una protección limitada contra el viento y las inclemencias meteorológicas.
A pesar de que su depósito de combustible es de solo 5,4 litros, el motor ofrece un consumo muy reducido que ronda los 2,5 l/100 km. Esto hace que pueda alcanzar los 200 km de autonomía aunque se queda algo escaso en este importante apartado. A su favor, decir que como es un vehículo destinado al corazón de la ciudad, los kilómetros que se hacen a diario en este entorno no suelen ser demasiados, por muy intensa que sea nuestra vida, y esto evita visitar la gasolinera a diario.
Buen anfitrión
La posición de conducción viene definida por un asiento muy accesible (765 mm) y además plano que facilita mucho la operación de subir/bajar del scooter. Las piernas forman un ángulo de 90º perfecto, con suficiente distancia hasta el contraescudo para no comprometer la comodidad a no ser que seas un, o una, patas largas. Entonces sí podrás experimentar alguna apretura pero para la mayoría de las tallas la habitabilidad es correcta.
Los brazos no se ven forzados por su cercanía al manillar, donde encontramos unos vistosos puños marrones que además ofrecen buen agarre gracias a su diseño estriado.
El puesto del pasajero es suficientemente amplio, contando además con un acabado diferente del asiento -más acolchado- y unas asideras cromadas donde sujetarse. Mención aparte merece el sistema para desplegar las estriberas del acompañante que dispone de un botón bajo la punta del asiento que libera ambas. Y con solo presionarlas con el pie las podemos volver a recoger sin habernos manchado las manos, resultando una solución ingeniosa y aseada.
Siempre a tiempo
En marcha, la facilidad de conducción se impone como una de las primeras sensaciones gracias a la extrema ligereza del conjunto. La llanta delantera de 12 pulgadas hace que los movimientos sean muy intuitivos y casi con solo pensarlo el scooter se mueve por donde queremos con decisión.
Encontramos hueco para pasar por donde otros vehículos no pueden y es cuando el Filly 125 demuestra su ventaja como utilitario de raza aunque elegantemente vestido. Zigzaguear es muy sencillo ya que la dirección no plantea resistencia ni querencias, sino que se muestra neutra y bien dispuesta a seguir el camino que marcamos a la más leve insinuación del manillar.
Esto no quiere decir que sea un scooter nervioso sino que gracias a sus corta distancia entre ejes de solo 1.240 mm, reacciona con mucha rapidez a los cambios de dirección.
El manillar cuenta con buen radio de giro para ayudar en los quiebros, especialmente cuando los espacios son pequeños. La ubicación de los espejos colabora al desenvuelto paso entre coches ya que gracias a su ubicación no sobresalen ni un milímetro del ancho del manillar. Además, ofrecen una visión correcta y contribuyen al estilo general debido a su acabado cromado.
A la hora de frenar, el Kymco Filly 125 ha sido dotado de un eficaz equipo que incluso monta un sistema ABS de Continental. Es de un solo canal, ya que detrás equipa un tambor, pero es casi un lujo en un scooter de sus características. Delante, un pequeño disco de encarga de la retención, aportando suficiente potencia, y para situaciones de emergencia o poca adherencia el ABS resulta un buen complemento.
Opinión y valoración
Todo esto hace del Kymco Filly un scooter muy bien armado como herramienta de intensivo uso urbano. La marca taiwanesa afirma que es ideal para el público femenino pero más allá de argumentos de marketing, es un modelo perfecto para los o las que buscan un scooter que proyecte una imagen de calidad a un precio razonable de 2.799 €.
Cierto es que dentro de la propia Kymco gama hay modelos que pueden desempeñar a la perfección su misma función con diferentes argumentos. Por ejemplo, el Miler 125 también ofrece una lograda estética en clave de rueda alta y con un precio aún más económico (2.399 €), pero no cuenta con los detalles y la imagen coqueta del Filly 125.
Gracias a su agradable motor de eficiente rendimiento, así como a unos frenos y suspensiones en perfecta sintonía para la vida en la ciudad, estamos ante un vehículo competente que destaca por su ligereza y facilidad de conducción. El hueco bajo el asiento para un casco integral podría haber sido el remate perfecto a sus excepcionales cualidades pero el sentido práctico está fuertemente desarrollado para compensar esta pequeña carencia.