Bob Dylan es uno de los músicos más influyentes en la segunda mitad del siglo XX, pues más que un simple cantante, fue un icono que marcó a toda una generación con su inconformismo y libertad. Pero, además de eso, Dylan es un apasionado de las motos, que en cierto modo lo han marcado en diferentes puntos de su carrera profesional y de su vida.
Uno de esos momentos, sin lugar a dudas, es el que se refleja en “A Complete Unknown”, el último largometraje que cuenta la vida del cantautor estadounidense, siguiendo su ascenso desde la escena folk hasta convertirse en uno de los máximos exponentes de la música internacional.

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El largometraje, dirigido por James Mangold y protagonizado por Timothée Chalamet, ya consiguió 8 nominaciones a los Premios Óscar, incluso en algunas de las categorías más importantes, como “mejor película”, y lleva al espectador en el vibrante Greenwich Village de los años 60, cuna de movimientos culturales y musicales que definieron esa década, y en la que, como explicó Paul Stroud, director comercial de Triumph: “la Bonneville T100 es más que un detalle de época; es un reflejo de la energía audaz y la inquietud creativa de la época. Su diseño elegante y su significado cultural la convierten en una incorporación perfecta para recrear el momento, amplificando la autenticidad del mundo de Dylan”.
A sus 23 años, Bob Dylan ya había revolucionado la música con canciones como Blowin' in the Wind y Masters of War, convirtiéndose en la voz de una generación. A lo largo de su vida, el cantante mantuvo una estrecha relación con las motos, especialmente con la Triumph Bonneville T100.

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Este modelo no sólo fue un medio de transporte, sino un elemento clave de su identidad. En aquellos años, apareció en numerosas fotografías al manubrio de la moto, reflejando su carácter inconformista y su espíritu libre, valores que comparte con la fábrica de Hinckley, convirtiendo a la T100 en algo más que una moto, en una extensión de su personalidad: audaz, desafiante y siempre en movimiento.
Para el rodaje de la película se utilizó una auténtica Bonneville T100 de 1964, que la propia Triumph Motorcycles proporcionó y seleccionó cuidadosamente para garantizar la máxima fidelidad histórica. Esta motocicleta vintage no sólo añade autenticidad a la película, sino que rinde homenaje al vínculo tan especial que Dylan tenía con este modelo.

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Con 8 nominaciones a los Premios Óscar, esta película no solo celebra la vida y obra de Bob Dylan, sino también el impacto cultural de una época en la que la música, el activismo y la pasión por la libertad iban de la mano. Para los fans de Dylan, los amantes de la música y los apasionados de las motos, este film es una oportunidad única para revivir la historia de un genio y su conexión con un icono de las dos ruedas, la Triumph Bonneville T100.