Una moto que cuenta con un magnetismo estético fuerte y que nos ha encandilado tanto la vista como a los mandos, que logra una perfecta fusión entre el mundo custom más puro y clásico, y los destellos más actuales de tecnología.
Es una moto especial para Royal Enfield por muchos motivos: es la primera de su historia en montar una horquilla invertida, de hecho, todo el equipo de suspensión lo firma Showa, y la que actualmente monta un neumático trasero de mayor sección (150) y con el disco de freno más grande (320 mm) de toda la famlia.
También es la única en la gama actual que ofrece navegador de serie e incorpora mandos de aluminio cromado satinado. Es la más cara de todas las Royal Enfield aunque tiene buenas razones para ello. Y por supuesto tiene algunas otras peculiaridades que merecen la pena conocer.
Su chasis se ha desarrollado junto a la mítica compañía inglesa Harris Performance (propiedad de Royal Enfield) y también es inédito en la gama, no solo porque se ha fabricado ex-profeso para su concepto, sino porque es el único con estructura de espina central. De hecho es un bastidor muy peculiar y con guiños al pasado, ya que en la parte trasera tiene tirantes en forma de boomerang que forman parte del subchasis.
Estamos ante una moto cuya distancia entre ejes es de 1.50 metros, larga, pero no en exceso, y baja, como mandan los cánones custom. Pesa 241 kilos, una cifra alta pero también típica de las motos de este estilo que, por otro, lado son muy manejables debido a esta configuración con el centro de gravedad bastante rebajado, y con la ayuda de una combinación de rueda delantera grande de 19 pulgadas y trasera de solo 16, resulta una combinación que promete agilidad y estabilidad.
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Por supuesto contamos con mandos avanzados para que las piernas se puedan estirar mientras que el trasero descansa cómodamente en su asiento grande, bajo y acogedor, y los brazos se estiran ligeramente para alcanzar el manubrio con facilidad y de paso, estirar la espalda para lograr una postura erguida, confortable; de nuevo, según los cánones más puristas.
El conocido motor que montan la Interceptor y la Continental GT es parte fundamental de la Super Meteor 650, pero no solo porque la mueve como en cualquier otra moto, sino también porque estéticamente juega un papel esencial. Y es que Royal Enfield ha creado un propulsor de dos cilindros paralelos verdaderamente bonito por ambos costados y apoyado por unos escapes largos, bajos y cromados que rematan una estampa con grandes dosis de sex appeal cruiser.
Tiene 47 hp, una cifra moderada, perfecta para la gente con poca experiencia y también ideal para los que ya tienen demasiada y desean paz y tranquilidad al rodar. Para todos ellos, la cifra de par de 53 Nm, a poco más de 5,000 vueltas es un regalo, y más teniendo en cuenta que encontramos el 80% a 2,500 vueltas. Su cigüeñal calado a 270º y el bajo nivel de compresión (9.5:1) le dan un carácter especial, sosegado, pero convincente en la respuesta del acelerador. Pero ya estoy adelantando información de cómo funciona esta preciosidad, así que me pongo el casco y comenzamos.
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Rodar es un placer
Subí al puesto de conducción con total facilidad, a pesar de que soy concentrado de altura: 1.66 metros. Esta Super Meteor 650 te acoge con todos los honores, especialmente cuando te das cuenta de que los reposapiés están adelantados, pero no en exceso, y dejas de buscarlas en la posición de cualquier otra moto. Iba a encender el motor pero ya estaba en marcha: el ralentí, es tan discreto que no me había percatado.
Engrané la primera marcha para no quedarme atrás, porque había llegado el último y salí como una exhalación hacia el grupo. El engranaje de las marchas es suave y las relaciones entran sin ninguna duda, con transiciones que no son largas, para que las imprecisiones no tengan oportunidad de aparecer. Me adapté muy rápidamente a la posición de conducción, aunque rara es la vez que pruebo una moto custom. ¡Pero a quién no le gusta rodar de vez en cuando con el trasero bajo, el asfalto cerca y una agradable sensación de control y confort total!
Desde estos primeros compases, la Super Meteor se mostró muy dócil y con buen ánimo para moverse con gran sentido de agilidad. Ya me estaba llevando a su terreno y mira que el mío es el de las motos más bien deportivas. El lanzamiento de la horquilla y el ángulo de avance de la dirección me parecen ideales (118'5 mm y 27'6º) para la conducción que propone, y si a esto le sumamos la poca altura general, su combinación de tamaño de llantas y el buen par que encontramos desde muy abajo, tenemos una moto que en su concepto se desenvuelve a la perfección.
Qué bien se maneja. Parece que los 241 kilos son muchos menos cuando vamos en marcha. Además cuenta con un ángulo de giro bastante bueno que favorece todavía más los giros a baja velocidad. Llegamos a las carreteras del interior de Valencia, donde pude disfrutar todavía más del motor. Tiene solo 47 hp, pero se muestra muy competente si el ritmo no es muy alto, gracias a ese sabroso medio régimen de giro que da mucho juego. Además, me llamó mucho la atención que no es la típica custom con la que inclinas y ya estás escuchando sus vergüenzas rozando contra el asfalto.
Más bien lo contrario: tardé un rato en oír y sentir las estriberas contra el piso y eso fue cuando comenzamos a coger un ritmo que no toca con una moto así. Supongo que alguien más pesado igual lo experimentaría antes, pero mis 60 kilos escasos apenas comprimen la suspensión y me sorprendió gratamente que mi poco peso en otras ocasiones sí es suficiente para que los avisadores de las estriberas comiencen a “cantar”.
Hablemos de la suspensión, ya que he llegado a este importante punto. La horquilla Showa de 43 mm no es regulable, ni falta que le hace, y filtra todo con esa calidad que se espera de un elemento así. Se aprecia sobre todo en ciudad, donde a pesar de un ajuste durito no es rebotona, ni de delante ni de la pareja de amortiguadores regulables en precarga.
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Aunque en carretera sí se apreciaba con claridad que las reacciones son un poco secas, especialmente de detrás, pero esto ayudaba a que no se comprimiese en exceso cuando tocaba hacer una frenada un poco apurada. Ahí contamos con un elemento muy de agradecer que es el sistema antirrebote para suavizar las reducciones más bruscas.
Y tenemos lo más importante: unos frenos que responden. Al principio había pensado: “¿Un solo disco para detener 241 kilos? Igual es un poco justo”. Pues he de decir que no, ese gran disco delantero, mordido por la pinza convencional “Bybre”, cuenta con una potencia muy aprovechable para detener la Super Meteor 650 con total solvencia. Me gusta mucho el sistema de regulación de la maneta, que también encontramos en la de embrague. El trasero no es tan eficiente pero ya sabes de su papel secundario.
Hay algo que sentía en todo momento y me gustaría comentar aquí, y es el sonido del motor, que sale por esos escapes largos y cromados, que realzan sus líneas conceptuales de diseño. Liberan un petardeo muy agradable y más bien discreto, que informa a la perfección de las revoluciones a las que está girando el propulsor, algo que no se puede ver en la instrumentación porque no tiene tacómetro.
Por cierto, la instrumentación encaja a la perfección con el resto, gracias a ese gran velocímetro analógico que la protagoniza y que está asistido por una pantalla LCD con toda la información restante entre la que destaca la marcha engranada, la hora, el nivel de combustible y un indicador “ECO” que nos infoma de que estamos practicando una conducción muy ahorradora. Estaría muy bien un ordenador de a bordo con los consumos.
Por cierto, parece ser un motor que demanda gasolina con moderación ya que, aunque no hemos podido comprobarlo, el indicador no había bajado mucho con más de 100 km de ruta. De hecho, con los 15.7 litros de su precioso tanque de combustible en forma de lágrima, vamos a tener una autonomía muy buena, por encima de los 300 km. Otro detalle que reclama la atención es el tapón del depósito, fabricado en aluminio pulido.
Antes de finalizar con las sensaciones que iba disfrutando durante la ruta, no me gustaría olvidar los neumáticos CEAT Zoom. Es una marca de la misma procedencia de la moto, la India, y ya los habíamos probado en otras motos de la marca. Siguen el mismo patrón, ofreciendo el rendimiento esperado, correcto. No plantearon dudas en ninguna circunstancia, aunque la prueba fue con asfalto seco y no puedo decir nada en otras condiciones.
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Pero es un elemento que se puede mejorar con facilidad en busca de un rendimiento todavía más eficaz en cualquier circunstancia. Por cierto, bien los retrovisores por diseño y ubicación, están muy bien encajados en el ancho del manillar, no reciben vibraciones de más y la visión es buena en todo momento.
Conclusión y valoración Super Meteor 650
Es una moto de esas que te deja con ganas de más. De más kilómetros, aprovechándote de la comodidad que te brinda desde que pones el trasero en ella y estiras las piernas para comenzar a todar. De su empuje comedido y decidido que resulta agradable, igual que el sonido, así como de sus vibraciones acotadas en su justa medida para que transmita vida pero no moleste. De su buena manejabilidad a cualquier velocidad. Pero sobre todo de su delicada puesta en escena con todos los elementos que puede apreciar un amante de las motos clásicas con orientación custom.
Es destacable la sensación de calidad que proyecta cuando observas la zona central del manillar, con la torreta de aluminio y el soporte superior del mismo material. Lógicamente no pude comprobar los ajustes de todo, pero se aprecia mimo en su construcción y eso siempre se agradece. He probado otras Royal Enfield unos cuantos años atrás y pecaban justo de lo contrario.
Tornillería básica que había que vigilar con frecuencia y una calidad de fabricación justa que esta Super Meteor 650 hace olvidar por completo. Es de otra era y seguramente va a marcar los estándares de todas las Royal Enfield que veamos en adelante. No debemos olvidar que de serie tiene un sofisticado y sencillo navegador desarrollado con Google.
Su precio me parece muy razonable si consideramos lo que ofrece y esa calidad general que comentaba. Por cierto, es una moto casi sin rival directo, porque la Honda Rebel 500 juega otras cartas a nivel estético, aunque seguramente compartan público, y la Kawasaki Vulcan S tiene un motor bastante más potente.
En cualquier casi aporta su propia personalidad, y reclama su espacio gracias a un precio que no desentona en absoluto. Y puede variar en función de los colores e incluso de algunos detalles de equipamiento como en el caso de la Celestial que va con parabrisas y respaldo como elementos destacados. Además Royal Enfield tiene un catálogo de accesorios muy amplio para personalizarla dotarla de más funcionalidad.
Y dirás, ¿no hay nada que te no te guste o qué? Pues me parece una moto bastante redonda y completa a la que, tras una toma de contacto de una mañana, encuentro mucho más brillo que oscuridad. Detalles como que no tenga cuentarrevoluciones, que el tacto de la suspensión sea un poco duro o que sea algo pesada, no deslucen en absoluto una moto que cuenta con razones de peso que compensan estos pocos aspectos mejorables.