La línea Scrambler de Ducati está resultando ser una exitosa aventura que se consolida en el tiempo como una forma muy diferente de ver la esencia de la marca italiana. Con el sello inconfundible de una mecánica en L refrigerada por aire y de un chasis tubular, la gama Scrambler destila actitud juvenil sin perder nada de la deportividad y el dinamismo de Ducati.

La más reciente ejecución parece más de lo mismo y en esencia lo es, porque la fórmula ha funcionado bien, pero trae consigo muchas mejoras, postulándose así como una interesante evolución orientada a brindar más seguridad, mayor eficiencia dinámica, mejor equipamiento tecnológico y más precio.

Para nosotros lo más relevante es el avance en un aspecto tan esencial como el peso; un ahorro de 4 kilos gracias al nuevo bastidor y al embrague aligerado. Parece poco pero tiene su influencia, ya que además, contamos con un nuevo amortiguador trasero para mejorar las sensaciones, que está dispuesto en posición central en lugar de lateral. También cambió la capacidad de giro del manubrio, que es mayor para una mejor maniobrabilidad, situándose, además, en una posición inferior y más próximo al conductor, lo que refuerza la buena sensación de control y manejo que ya ofrecía la Scrambler.

No se puede menospreciar el salto cualitativo de la electrónica, gracias al acelerador electrónico, que permitió introducir modos de manejo, control de tracción con el ABS en curva que ya tenía debido a la presencia de una plataforma inercial IMU y, además, se ofrece el cambio rápido como opción, por lo que tenemos una moto mucho más completa.

El diseño continúa por las mismas directrices, pero con un nuevo asiento y depósito de combustible, así como nuevos rines, como claves principales. La iluminación ahora es totalmente LED, incluyendo la iluminación diurna en el nuevo faro frontal, con la firma lumínica en forma de X rediseñada, y la instrumentación ahora está plasmada por una pantalla TFT completa, que permite conectividad con el teléfono móvil de forma opcional. La familia Scrambler también potencia su lado de la personalización, gracias a soluciones simples que lo favorecen.

Alegría de vivir

Es una moto realmente agradecida a la hora de acomodarte en su bonito asiento corrido. Mido 1.66 metros y me sentía en una moto baja, a pesar de que 795 mm del asiento al suelo no es una altura muy reducida. El secreto está en la zona donde confluyen el estilizado depósito de combustible y el asiento, porque es estrecha.

La postura es muy relejada, gracias a unos estribos bajos y ligeramente retrasados, mientras que el manubrio está colocado a una distancia ideal y a una altura para mi gusto un poco elevada. Es una moto que desde el primer momento transmite confianza y ganas de darle al acelerador para sacar esa alegría que lleva dentro. Responde bien y no le falta cierta finura ni tampoco el toque ronco en su nuevo escape, evidenciando que es un motor que ha ganado en suavidad, a pesar de ser temperamental en cuanto nos acercamos al medio régimen.

Se mueve con una facilidad muy destacable tanto a la hora de pasar entre coches como a la de enfrentar curvas, y siempre con una sensación de solidez total, algo que infunde confianza a la hora de sacar un lado más vivaracho, ya que permite ir realmente rápido cuando demandamos el trabajo de esos 73 hp, momento en el que las suspensiones y frenos cobran mucho más protagonismo, y para bien, porque la horquilla y el amortiguador son resolutivos para sentir la moto asentada, ya que además, están conectados al asfalto por unos efectivos neumáticos Pirelli MT60 RS de dibujo de tacos pero no muy separados, van francamente bien en asfalto.

Los frenos que se confían por entero a Brembo. Sentimos mucha potencia de frenado y un tacto de dosificación bueno, y el hecho de contar con ABS en curva no hace sino reforzar la seguridad activa de forma notable, pues permite un error en la situación más crítica.

Buen y marcado carácter

Por lo tanto, es un conjunto capaz de divertirte si tienes ganas de pasar un buen rato exprimiendo de lo que es capaz este vibrante bicilíndrico, que se siente muy vivo y se compenetra perfectamente con el resto de la moto a la hora de apurar una frenada o hacer una trazada a alta velocidad.

Por supuesto que también es una buena aliada en ciudad, gracias lo que comentaba al principio, se mueve con soltura ayudando en todo momento, algo importante si la persona que maneja no tiene mucha experiencia. En ese sentido es una moto muy amigable, una escuela perfecta para sentir sensaciones de moto grande y de calidad en cuanto a su comportamiento, siempre preciso y predecible.

El tacto del embrague era un aspecto con claro margen de mejora en cuanto a precisión y Ducati ha trabajado sobre él para ganar también en suavidad. Me pareció que efectivamente funcionaba con menos brusquedad y con un mejor tacto y respuesta, lo que ya es un avance aunque podría ser todavía más riguroso. En cuanto a los modos de conducción, al ser solo dos, road y sport, la respuesta está diferenciada y nos permite modular la entrega de potencia, que reamente es muy viva en ambos caso, pero más directa en el deportivo.

La respuesta del acelerador es agradable, porque permite dosificar muy bien y tener su vigorosa respuesta siempre en el punto queremos. A baja velocidad debemos procurar no dejar caer en exceso las revoluciones, ya que puede tender a dar tirones, aunque incluso en esto Ducati ha mejorado. Lo que no se ha podido mejorar es el calor que libera el motor, algo que en verano es un poco duro para las piernas porque se nota mucho. Cosas de la refrigeración por aire y el espíritu Ducati de siempre.

Ese es gran parte de su encanto, ya que este motor de 803 cc es un superviviente en la era de los bicilíndricos en línea tan refinados pero tan faltos de personalidad. En la breve ruta que hicimos no controlé el consumo, algo que lo dejamos para una prueba un poco más exhaustiva. Pero en su instrumentación se puede controlar este y otros parámetros porque es muy completa. Me gustaba más la silueta esférica de la anterior, pero no se veía tan bien ni ofrecía tanto nivel de información.

Valoración

En definitiva la Scrambler Icon nos demostró nuevamente que hay una forma muy diferente de disfrutar del espíritu Ducati. Es una moto muy mejorada, aunque en su rendimiento general y prestaciones no se note tanto, sino más bien en las sensaciones a los mandos, de más control.

Su personalidad sencilla y dinámica engancha para pasear con alegría por la ciudad y cualquier vía que se presente en tu camino. Es una moto de indiscutible calidad tanto en los acabados como en los componentes, que muestra un carácter juguetón a los mandos que gusta mucho, tanto para los más como para los menos experimentados.

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