Cuando una marca lanza un nuevo producto en una cilindrada desconocida e inferior, que se mueve en parámetros diferentes en cuanto a calidad, precio y público objetivo, la gran cuestión es si a pesar de ello mantiene la identidad de la marca y está a la altura en cuanto a sus estándares se refiere.

Hay varios ejemplos en el mercado que atestiguan lo arriesgado de estas estrategias, y todo apunta a que Triumph fue muy consciente de ello al desarrollar una nueva generación de motos en colaboración con el gigante indio Bajaj, especialista en modelos de baja y media cilindrada. El resultado está aquí y destaca por un aspecto que se apega fielmente a la filosofía y lenguaje de diseño de la marca, un auténtico baluarte que Triumph no ha dudado en emplearlo en sus modelos 400 como uno de sus reclamos más importantes.

Pero el diseño es solo una parte del producto. Estuvimos en su presentación internacional en Valencia, para comprobar que el resto de la moto está a la altura de una marca con la historia y peso que tiene Triumph. En el evento probamos las dos versiones que se han desarrollado sobre la misma base, una más urbana y de carretera, la Speed 400, que nos ocupa en esta ocasión, y la Scrambler 400 X, que propone otro aspecto estético, aportando muchas diferencias.

Mucho estilo y bien dotada

La Speed 400 hereda el espíritu de la Speed Twin 900 y la Speed Twin 1200, y lo transforma en una mini roadster con una marcada orientación urbana. La clave está en el nuevo propulsor de un cilindro que se ha desarrollado para impulsar estas motos. Se trata de un motor de nueva manufactura, dotado con doble árbol de levas y cuatro válvulas, así como de un eje de balance, para contener las vibraciones que usualmente acompañan a los bloque monocilíndricos. La potencia declarada es de 40 caballos de fuerza a las 8,500 vueltas y el torque asciende a 37 Nm, con un consumo de combustible superior a los 28 km/l. La capacidad del depósito es de 13 litros, lo que nos da una clara orientación sobre su autonomía.

Más allá de estos datos, teníamos mucha curiosidad por conducir estas motos tan esperadas, más que nada porque no todos los días una marca tan icónica como Triumph se mete en la cilindrada de 400 cc. Por eso, antes de ponernos a los mandos, estuvimos curioseando mucho alrededor de ellas y la impresión que nos dieron es la de estar hechas con cariño, sin alardes pero a conciencia en cuanto a ajustes y materiales empleados.

Además, son motos con un buen equipamiento general, en el que podemos destacar elementos como el control de tracción (desconectable) o el embrague antirrebote asistido. También tienen un puerto USB, una instrumentación con una parte análoga y otra digital, iluminación LED e incluso una luz de conducción diurna.

En la parte ciclo destaca la horquilla invertida de 43 mm y el disco de 300 mm, así como la pinza de anclaje radial de la marca Bybre. Un planteamiento sencillo para una moto igualmente sencilla, que destaca por una distancia entre ejes de solo 1,377 mm y un peso declarado de 170 kilos con todos los líquidos; es decir, una moto corta y ligera.

En marcha

Nos pusimos a los mandos para circular un rato por Valencia capital, y poco a poco ir moviéndonos hacia las zonas de afuera sobre carreteras, para disfrutar a fondo de este modelo.

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Desde los primeros kilómetros, la Speed 400 nos transmitió una gran facilidad para moverse a bajas velocidades, haciendo alarde de un buen radio de giro. El motor gira con dulzura, sin transmitir muchas vibraciones, aunque el tacto del acelerador nos resultó un poco brusco en las dos primeras marchas, que daban la impresión de ser ligeramente más cortas de desarrollo.

La posición de conducción resulta cómoda y nos gustó mucho desde el primer momento el tacto de la transmisión. Es muy suave, se nota que es asistida y además los engranes entran con precisión y con un punto neutro que aparece con facilidad. El motor tiene muy buen desempeño a cualquier régimen de giro y se muestra rápido en la subida de revoluciones, para impulsarnos con decisión al acelerar a fondo.

En curvas

Llegado el tramo de curvas es cuando comprobamos cómo se comporta todo el conjunto al exigirle más. Y la verdad es que la ruta puso todo lo necesario para que así fuera, ya que fue una interminable sucesión de curvas muy divertida, en donde la Triumph Speed 400 contribuyó de forma definitiva, pues se trata de una moto rápida en todos los sentidos.

Lo primero a destacar es el rendimiento del propulsor que, a partir de las 3,000 vueltas, empuja con decisión hasta la parte más alta del tacómetro, haciendo gala de una respuesta muy buena. Es cierto que cuando se sobrepasan las 5,000 revoluciones se notan más las vibraciones y esto se aprecia en los espejos retrovisores, que por cierto ofrecen una buena visión en su ubicación en los extremos del manillar. Es muy difícil lograr aislarlos de las vibraciones estando ahí montados.

Al acelerar el ritmo en un tramo de curvas, la Speed 400 se mostró con muy buena predisposición al movernos de una curva a otra, haciéndolo con rapidez y apoyándose en unos neumáticos que transmitieron buenas sensaciones en seco, los Metzeler Sportec M9 RR.

Las suspensiones también apoyaron con un comportamiento muy acorde, sin ser excesivamente blandas ni duras. En ese sentido, esto hace que sea una moto confortable y la vez competente dinámicamente, cuando exigimos consistencia para disfrutar de estabilidad, tanto a un ritmo alto como cuando apoyamos fuerte en una entrada de una curva echando mano del freno delantero.

Lo cierto es que en tercera y cuarta marchas pudimos hacer prácticamente todos estos tramos, disfrutando de una conducción realmente animada. En definitiva, la Triumph Speed 400 nos resultó una moto muy lúdica en este escenario, perfecta para gente con poca experiencia que quiere disfrutar de unas sensaciones de conducción con un matiz depotivo, desde una ergonomía cómoda y gracias a un conjunto que se muestra fácil de entender, intuitivo a la hora de moverlo entre curvas.

Valoración y precio

Estamos ante una moto bastante completa en el terreno dinámico, tanto en ciudad como en carretera, ofreciendo un tacto bueno en todo momento. Es un producto sin alardes pero con lo necesario e incluso más, porque no todas las motos naked de este segmento y precio pueden presumir de tener control de tracción o embrague antirrebote, por ejemplo.

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Es cierto que la mayoría de la competencia es bicilíndrica y tiene algo más de potencia hablando de motos naked del segmento, pero ninguna cuenta con el estilo de esta Speed 400. Y el motor tiene un buen rendimiento para una moto de sus dimensiones y peso.

Triumph acertó en su planteamiento gracias a una moto que funciona bien en todos los aspectos. Seguramente le va a dar muchas alegrías en el mercado global y en el de nuestro país. La Triumph Speed 400 está disponible en México por un precio que inicia en 119,990 pesos.