Britten sacudió positivamente la industria de la motocicleta de mediados de los noventa, creando por su cuenta una de las mejores motocicletas del mundo, la Britten V1000 y cuyo legado se mantiene vivo. Quizá el hecho de ser neozelandés y vivir en el extremo más apartado del mundo le permitió desarrollar conceptos e ideas únicas y poco convencionales. “Los neozelandeses siempre han reciclado cosas. No estaba de moda en los viejos tiempos, era sólo parte de nuestro hábito natural”, comentó Britten al comenzar su proyecto de dos ruedas.

Como la mayoría de los ingenieros, Britten fue un visionario que supo conjugar los conocimientos adquiridos a lo largo de su formación y su experiencia profesional, aplicando conceptos sobre ingeniería, diseño y nuevos materiales en la fabricación de motos, algo a lo que llegó por casualidad, cuando quiso mejorar su vieja Ducati Desmo 860, experimentando en el garaje de su casa.

Britten Motorcycle Company no se creó como tal hasta 1992, pero para entonces las Britten ya eran motos mundialmente conocidas, gracias a su destacado papel en las carreras de la Battle of Twins de Daytona. Luego de trabajar en las mejoras de su Ducati, Britten se dio cuenta que necesitaba un motor adecuado para el concepto de moto que quería desarrollar, y optó por realizar un diseño completamente nuevo, elaborando él mismo la mayor parte de sus piezas, dando vida, en 1988, a la Britten V1000.

Equipaba un compacto motor bicilíndrico en V de 985 cc, que generaba 155 caballos de fuerza y carecía de chasis, ya que era el motor el que también ejercía como elemento estructural, mientras que piezas fabricadas en kevlar y fibra de carbono, conectaban el resto de los elementos de la moto.

Las suspensiones eran completamente novedosas y el conjunto no contaba con un carenado integral, pero su aerodinámica era extraordinaria, gracias a las dimensiones compactas de su motor y a la ligereza de la moto. El radiador estaba situado bajo el asiento y el tanque de gasolina envolvía las rodillas del piloto por la parte delantera, mientras que unos deflectores llegaban hasta los reposa pies, ayudando a completar la aerodinámica.

En 1990, la Britten V1000 debutó en la Battle of Twins en Daytona, terminando en tercer lugar, un hecho que sirvió para darle una repercusión internacional a su moto, y para 1991, la V1000 terminó en segundo lugar. Britten decidió desarrollar un motor más potente de cara a la siguiente temporada, y así fue como nació la V1100, con motor de 1,108 cc, ahora de 171 caballos de fuerza, la cual pesaba sólo 144 kilos, lo que le permitía desarrollar una velocidad máxima de 303 km/h.

En su debut en Daytona, en 1992, la batería se dañó faltando unas cuantas vueltas para concluir la carrera, obligando a la Britten V110 a abandonar la prueba, sin embargo, en 1995 la motocicleta brilló con todo su esplendor, ganando prácticamente todas las carreras en las que la moto participaba, incluidos el British, European, American Racing Series y la Battle of Twins en Daytona.

Desafortunadamente, a mediados de ese año, a John Britten se le descubrió un melanoma, un tipo de cáncer de piel que acabó rápidamente con su vida, falleciendo el 5 de septiembre de 1995, a los 45 años de edad. Nueva Zelanda lamentó la pérdida de un artista, ingeniero, motivador, innovador y genio, pero también tímido, modesto y completamente simpático ser humano.

Las Britten siguieron compitiendo sin él y su presencia en las carreras se mantuvo activa hasta 1999, cuando sumó su última victoria en Daytona, en la carrera Sound of Thunder. Sólo se construyeron diez motos, y tras la muerte de Britten, su equipo de colaboradores se encargó de culminar los modelos que quedaron pendientes.