Uno de los principales desafíos para los ingenieros, en el uso del hidrógeno como combustible para ser quemado en e interior de un motor de combustión interna no es este proceso en sí, pues únicamente se requieren algunas modificaciones en el propulsor para conseguirlo, sino poder almacenar este elemento en tanques y hacerles espacio en un vehículo.

 

Cuando se trata de uno de cuatro ruedas y de grandes dimensiones, esta labor es menos compleja, pero intentar meter un depósito de hidrógeno en el cuadro de una motor es una labor titánica, porque este gas ocupa mucho espacio en el interior de un tanque en comparación con la gasolina.

Ante ello, han surgido otras propuestas, como la que mostró el Instituto Fraunhofer, de Alemania, con su proyecto Hydrocycle, el cual recurre al hidrógeno no como un combustible, sino como un elemento para generar electricidad a través de un proceso químico, como sucede con las pilas de combustible de hidrógeno.

 

De acuerdo con los desarrolladores, una célula lo suficientemente compacta como para alojarse en el cuadro de una moto, con una capacidad cercana a un kilogramo, podría ofrecería electricidad suficiente para cubrir una autonomía teórica de hasta 100 kilómetros.

 
 

El objetivo final de este proyecto es poder ofrecer un modelo comercializable en 2025. No se tratará de una enorme motocicleta para recorrer largas distancias, pues sus creadores puntualizaron que la tecnología Hydrocycle estará enfocada, en un inicio, en motocicletas pequeñas de uso urbano o para el reparto de última milla. Por lo pronto, el plan sigue en fase de pruebas.