El cambio de pastillas afecta a una parte vital de la moto, es por eso que tenemos que hacerlo muy bien. Lo primero sería revisar la superficie de contacto de la pastilla con el disco. Esto puede verse sencillamente. Si la pastilla y el disco están a 2mm o menos, significa que debemos actuar con urgencia. Algo que debes saber es que, si en un mismo eje hay más de una pastilla, deberás cambiarlas todas. En caso de que en un mismo lado haya un desgaste muy irregular, deberías acudir al taller para que lo revise un profesional ya que el funcionamiento no es normal.
Deberás evitar a toda costa que la pastilla desgastada llegue a rayar el disco. Esto pasará cuando el ferodo (la parte de la pastilla que ejerce fricción sobre el disco) desaparezca por completo y la parte metálica de la pastilla roce metal contra metal, lo cual ocasionará un ruido inconfundible y muy molesto. El valor del disco es mucho más alto que el de una pastilla, así que debemos prevenir que eso suceda.
Las herramientas que necesitaremos son: unas pinzas, un destornillador y una llave que podría varía según la moto.
Soltar la pinza es el primer paso (normalmente con una llave hexagonal o allen). Para poder extraer las pastillas gastadas es necesario separarlas lo máximo posible para dejar espacio a las nuevas. Esto se puede hacer con las manos, aunque un destornillador lo hará más fácil. Solo ten cuidado de no rayar ningún componente.
Con mucho cuidado hay que retirar la grapa encargada de que el pasador se desplace. Tiraremos del pasador con las pinzas, siempre recordando su posición para volver a colocarlo exactamente igual. Esta pieza es la encargada de que las pastillas queden fijadas en la posición correcta.
Una vez completadas las labores anteriores, se podrán sacar las pastillas gastadas con facilidad. Puedes aprovechar que todo está desmontado para darle una buena limpieza a las pinzas. Para hacer esta limpieza hay productos específicos que puedes adquirir en cualquier tienda de refacciones, normalmente en spray. Para aplicar el limpiador puedes usar un cepillo de dientes, solo asegúrate de que no sea el de alguien cercano.
Una vez limpio, hay que volver a ubicar las pinzas de freno en su sitio. Nuevamente usaremos las manos o alguna herramienta, hasta que notemos que estén en su posición. Después de esto sigue meter las pastillas de freno y la grapa.
Es importante bombear desde la maneta de freno para que los pistones vayan apretando y las pastillas vuelvan a hacer contacto con el disco. Cuando todo esté montado de vuelta, no olvides que tus frenadas deberán ser más suaves durante algunos kilómetros, para evitar que la pastilla se cristalice y funcione de manera óptima.
Ahora que ya tienes tu flamante juego de pastillas instaladas debes comprobar también el nivel del líquido de freno antes de lanzarte a la aventura. Si ves que queda un poco bajo sería buena idea rellenar con líquido del mismo tipo. Si lo que quieres es hacer las cosas de la mejor manera, podrías drenarlo todo y cambiarlo por uno nuevo.